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Thursday, March 2, 2017

Las apariencias !º Cuentos cortos

http://www.clipartlord.com/

Unos ricos donantes invitaron a un banquete al Maestro Ikkyú.

Éste llegó vestido con ropas de mendigante. 
El anfitrión, que no lo reconoció, lo hizo a un lado y le dijo:

“No podemos tenerte en el umbral. 
Esperamos en cualquier momento al famoso Maestro Ikkyú”

El Maestro volvió a su casa, cambió sus ropas por el manto ceremonial
y se presentó nuevamente. Fue recibido con respeto e introducido 
en la sala del banquete. Allí se quitó el manto, lo acomodó sobre 
el cojín que le habían reservado y dijo:

“Supongo que has invitado al manto, ya que a mí me echaste hace un momento”
Luego se marchó.

“No es la riqueza, ni los ancestros; sino una conducta
 honorable la que hace grandes a las personas.”

♥♥♥♥♥♥♥♥



Un joven discípulo solicitó al Maestro Iluminado el asistir en silencio 
a las entrevistas que éste concede a aquellas personas que iban 
en busca de su consejo y sabiduría. 

La primera visita fue la de un hombre que preguntó: -Maestro, ¿Dios existe?
 Sí -fue la lacónica respuesta.

 En la segunda visita una mujer también preguntó: 
Señor, ¿Dios existe? -No -fue en esta oportunidad la contestación

 En una tercera visita un joven interrogó: 
Iluminado, ¿Dios existe? En esta ocasión, el Maestro guardó silencio, y el joven se marchó sin una respuesta a la pregunta formulada.

 El discípulo, desconcertado por la extraña conducta del Maestro,
 no pudo por menos que preguntarle: 

Señor, ¿cómo puede ser que a tres preguntas iguales hayas respondido de modo diferente cada vez? 

Lo primero que has de saber -contestó el Maestro- es que cada
 contestación va dirigida a la persona que pregunta 
y por tanto no es para ti ni tampoco para nadie más. 
y lo segundo es que he respondido de acuerdo con la realidad y no con las apariencias.

 En el primer caso se trataba de un hombre en el que mora la divinidad pero que ahora vive un momento de oscuridad y duda, por eso he querido apoyarlo.

 El segundo caso se trataba de una mujer beata apegada a las formas externas de la religión que ha descuidado a su familia por atender el templo, y por ese motivo es bueno que aprenda a encontrar a Dios entre los suyos.


El tercer caso se trataba sólo de alguien que ha venido a verme por curiosidad y sencillamente ha improvisado esa pregunta cómo podía haber hecho cualquier otra.

♥♥♥♥♥♥♥♥

Sunday, January 15, 2017

Minificciones


Imagen de  http://www.freepik.es

VENUS DE MILO

Se especula que nació en su etapa juvenil, en una mañana soleada, entre el
murmullo de los pájaros. Los investigadores afirman, sin ningún ápice de duda, que
al abrir los ojos se enamoró del primer hombre que la vio y la iluminó con una
sonrisa amplia, cómplice. Se abrazaron fuerte hasta el anochecer. En la
madrugada, el hombre -quien sufría de insuficiencia respiratoria- falleció. Pero, por
alguna razón que nadie ha mencionado en los libros de historia del arte o en las
enciclopedias, no fue enterrado solo.
Diecisiete siglos después, la fémina es visitada en un concurrido museo, y el
público no ha podido entender por qué un cuerpo semidesnudo, hierático, con
extremidades superiores mutiladas y sibilina sonrisa, llegó a ser tan famoso.
Tampoco sospechan que el hombre, su creador y amante discreto, sigue
abrazándola varios metros bajo tierra.


ASESINO EN SERIE

Como una pedrada sobre la mesa un pequeño asteroide se desprende del techo
raso, un coscorrón a la introspección con té de manzanilla. Es un insecto negro
que, antes de su expiración, destila un olor fétido, insoportable. De inmediato
extrae del bolsillo un papel higiénico para ocultar el diminuto cuerpo, acerca el
pulgar derecho, presiona la uña sobre el bicho y entre ellos el papel que lo cubre
como una sábana manchada. Levanta el papel para culminar la tarea de limpieza,
pero el húmedo rastro de la muerte se ha impregnado en el ambiente. Se levanta,
mareado, deja caer el fardo funerario y unos instantes de consciencia en la caja de
basura. De pronto se oye otro golpecito en la mesa. Vuelve en sí. Gira 90° hacia su
izquierda con otra arma blanca en la mano. Echa a caminar.


ASESINATO

¡Pureza, pureza! El hombre dormido proclamaba la pureza del sueño. La apacible
noche, con su imperio lunar, invadía los cadáveres. La muerte había cruzado el
puente de los petrificados pechos acostados sobre el río de sangre. La luna
dibujaba una fría sonrisa en el oscuro rostro de la parca. Ella se arrodilló y bebió
todo el río, y se marchó embriagada de sangre y de luna. El hombre -único
sobreviviente- fue tras ella y la asesinó abriendo los ojos.

Walter Toscano
"Premio Sonda"
Madrid, España 2015




Friday, October 28, 2016

Almas en el horizonte



Cuando la puerta de la felicidad se cierra, 
otra se abre solo que a veces no la vemos porque 
nos quedamos paralizados frente a la que se cerró.

No sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos, 
pero otras veces no sabemos lo que nos hemos estado perdiendo hasta que lo encontramos.
Deja que crezca el amor en el corazón de otra persona,
 y si no crece, se feliz porque creció en el tuyo.

Ama hasta consentirte en lo amado y 
más aún hasta convertirte en el mismísimo amor.

El amor llega a aquel que tiene fe y espera, aunque lo hayan decepcionado.

A aquel que aun cree y sueña, aunque haya sido traicionado

.A aquel que todavía anhela amar, aunque antes haya sido lastimado.

Y por sobre todo. llega al que tiene el coraje y la fe de seguir amando 
sin ser recompensado.

Dejemos que los demás sean auténticos,
 que sean ellos mismos, de lo contrario amaríamos el reflejo de nosotros en ellos.

No debemos fijar nuestra mirada en lo externo, 
ya que esto se puede perder en el camino de la vida.

No nos inclinemos tampoco por las cosas materiales,
 ya que nada es eterno.

Siente por alguien que te comprenda, 
que te haga sonreír, y que transforme tus amarguras en dulzuras.

Alguien que haga que un día oscuro brille solo para ti.

Alguien que cautive tu corazón y lo libere de sus cadenas 
y que lo deje ser libre para sentir de verdad.

Hay momentos en los que uno extraña a alguien sin control,
 y no sabe por que...Hay momentos en que nos invade un fuerte
 deseo de abrazar, besar y querer por siempre.

Es en esos momentos en que sentimos el amor de una manera única,
el corazón se pierde en un estallido y vibra el alma tratando 
de llegar a ese ser que tanto deseamos.

Que bello es soñar con la persona amada, 
atravesar el tiempo y el espacio para unirse 
más allá de nuestra imaginación, en ese mundo 
en el que soñamos estando despiertos, con sueños tan vivénciales
 que nos hacen sentir que ese ser esta ahí, solo 
esperando que demos un paso para cobijarnos entre sus brazos.

La felicidad espera a aquellos que sueñan.

Hay otras puertas que conducen nuevamente al amor.

La felicidad espera a aquellos que tratan de abrir esas puertas 
y que dejan de mirar la que en un momento los paraliza.

Solo hace falta entregarse a esa nueva ilusión, 
dejarse consumir por el fuego de esa llama y 
proponerse no poner límites a esas sensaciones.

Porque el verdadero amor no conoce de límites ni de fronteras
 y podemos encontrar nuevamente a quien amar,
 más allá del horizonte.

Autor desconocido

Wednesday, August 31, 2016

Viendose a si mismo



http://decentscraps.blogspot.com/

Cuando mires a tus compañeros procura mirarte a ti mismo, 
dijo el maestro al discípulo. 



 Pero, ¿no es una actitud egoísta?, cuestionó el discípulo.


Si nos preocupamos por nosotros mismos jamás

 veremos lo que los otros tienen de bueno para ofrecer. 


Ojalá siempre con siguiéramos ver las cosas buenas 
que están a nuestro alrededor,

contestó el maestro,

 pero, en verdad, cuando miramos al prójimo estamos sólo
 buscando defectos. Intentamos descubrir una maldad,
 porque deseamos que sea peor que nosotros.

Nunca lo perdonamos si nos hiere porque creemos que
 jamás seríamos perdonados por él. Conseguimos herirlo
 con palabras duras afirmando que decimos la verdad,
 cuando apenas estamos intentando ocultarla de nosotros mismos.

 Fingimos que somos importantes para que nadie pueda ver 
nuestra fragilidad. Por eso siempre que estés juzgando a tu
 hermano ten conciencia de que eres tú quien está en el tribunal.



Sunday, August 21, 2016

La princesa busca marido Cuento de Jorge Bucay

imagen de http://decentscraps.blogspot.com/

Había una vez una princesa, que quería encontrar un esposo digno de ella,
 que la amase verdaderamente. Para lo cual puso una condición: 
elegiría marido entre todos los que fueran capaces de estar 
365 días al lado del muro del palacio donde ella vivía, sin separarse
 ni un solo día. Se presentaron centenares, miles de pretendientes 
a la corona real. Pero claro al primer frío la mitad se fue, 
cuando empezaron los calores se fue la mitad 
de la otra mitad, cuando empezaron a gastarse los cojines 
y se terminó la comida,
 la mitad de la mitad de la mitad, también se fue.

 Habían empezado el primero de enero, cuando entró diciembre, 
empezaron de nuevo los fríos, y solamente quedó un joven.
Todos los demás se habían ido, cansados, aburridos, 
pensando que ningún amor valía la pena.
 Solamente éste joven que había adorado a 
la princesa desde siempre, estaba allí, anclado
 en esa pared y ese muro, 
esperando pacientemente que pasaran los 365 días.

 La princesa que había despreciado a todos, 
cuando vio que este muchacho se quedaba empezó 
a mirarlo, pensando, que quizás ese hombre la quisiera de verdad. 
Lo había espiado en Octubre,
 había pasado frente a él en Noviembre, y en Diciembre, 
disfrazada de campesina le había dejado 
un poco de agua y un poco de comida, 
le había visto los ojos y se había dado cuenta de su mirada sincera.

 Entonces le había dicho al rey:
 Padre creo que finalmente vas a tener un casamiento,
 y que por fin vas a tener nietos,
 este es el hombre que de verdad me quiere.

El rey se había puesto contento y comenzó a prepararlo todo.
 La ceremonia, el banquete e incluso, le hizo saber al joven, 
a través de la guardia, que el primero de Enero, 
cuando se cumplieran los 365 días, lo esperaba en el 
palacio porque quería hablar con él. Todo estaba preparado, 
el pueblo estaba contento, todo el mundo 
esperaba ansiosamente el primero de Enero. 

El 31 de Diciembre, el día después de haber pasado
 las 364 noches y los 365 días allí, el joven se levantó 
del muro y se marchó. 

Fue hasta su casa y fue a ver 
a su madre, y ésta le dijo:
 Hijo querías tanto a la princesa, estuviste allí 364 noches, 
365 días y el último día te fuiste.

 ¿Qué pasó?,
 ¿No pudiste aguantar un día más?

Y el hijo contestó: 

¿Sabes madre?
 Me enteré que me había visto,

 me enteré que me había elegido, me enteré que le
 había dicho a su padre que se iba a casar conmigo y, 
a pesar de eso, no fue capaz de evitarme una sola noche de dolor,
 pudiendo hacerlo, no me evitó una sola noche de sufrimiento. 
Alguien que no es capaz de evitarte una noche
 de sufrimiento no merece de mi Amor,
 ¿verdad madre?


Sunday, August 7, 2016

Confucio y el nadador de Lüling


http://www.gifmania.com/


Confucio se encontraba admirando las cataratas de Lüling. 
El agua caía desde una altura de trescientos pies y corría luego espumando
 a lo largo de cuarenta leguas.
 Ni tortugas ni cocodrilos podían mantenerse en ese lugar,
 pero Confucio vio a un hombre nadando allí. 

Creyó que se trataba de un desdichado que buscaba la muerte
 y dijo a sus discípulos que fueran por la orilla para darle socorro.
 Pero unos cientos de pasos más allá, el hombre salió del agua y, 
con el pelo suelto, se puso a pasear por la ribera cantando.

Confucio lo alcanzó y le preguntó:
Os he tomado por un fantasma, pero, de cerca, parecéis vivo. 
Decidme: ¿tenéis un método para nadar así?

No, respondió el hombre, no lo tengo. Partí de lo dado, 
desarrollé un don natural y lo alcancé sin dificultad. 

Me dejo engullir por los torbellinos y remontar por la corriente ascendente,
 sigo los movimientos del agua sin actuar por mí.

¿Qué queréis decir con: partir de lo dado, 
desarrollar un don natural y alcanzarlo sin dificultad?  
preguntó Confucio.

El hombre respondió:

Nací en estas colinas y en ellas me sentí en mi casa; 
esto es lo dado. Crecí en el agua y poco a poco me sentí a 
gusto en ella; éste es el don natural. 
Ignoro por qué actúo de este modo; ésto es sin dificultad.
Zhuang Zi


Friday, July 22, 2016

La paloma y la hormiga


Un bonito día de primavera, cuando ya el sol iba cayendo en un caluroso atardecer, una blanca paloma se acercó a la fuente del río para beber de su cristalina y fresca agua. Necesitaba calmar la sed después de estar todo el día volando de acá para allá. Mientras bebía en la fuente, la paloma oyó unos lamentos.

La paloma y la hormiga

¡Socorro!, decía la débil voz, Por favor, ayúdeme a salir o moriré.



La paloma miró por todas partes, pero no vio a nadie.

Rápido, señora paloma, o me ahogaré.

¡Estoy aquí, en el agua!

La paloma pudo ver entonces una pequeña hormiga metida en el río.

No te preocupes dijo la paloma, ahora te ayudaré a salir del agua.

La paloma cogió rápidamente una rama y se la acercó a la hormiga para que pudiera salir del agua. La pobre estaba agotada, un poco más y no lo cuenta. Quedó muy agradecida.

Poco después, mientras la hormiga se secaba las ropas al sol, vio a un cazador que se disponía a disparar su escopeta contra la paloma. La hormiga reaccionó con rapidez, ¡tenía que impedir como fuese que el cazador disparase a su salvadora!

Y no se le ocurrió otra cosa que picarle en el pie, El cazador, al sentir el pinchazo , dio un brinco y soltó el arma de las manos.

La paloma se dio cuenta entonces de la presencia del cazador y alzó rápidamente el vuelo para alejarse de allí.

¡Qué bien que la hormiga estuviese ahí para ayudarla!

Cuando pasó el peligro, la paloma fue en busca de la hormiga para agradecerle lo que había hecho por ella.

Ambas se sentían muy contentas de haberse ayudado,
 pues eso las uniría para siempre.
La paloma y la hormiga supieron entonces que su amistad duraría ya toda la vida.



"Tener un amigo no es cosa de la que pueda ufanarse 
todo el mundo"Antoine de Saint-Exupéry 

"La verdadera amistad es una planta de desarrollo lento" George Washington.

"La única manera de poseer un amigo es serlo" Ralph W. Emerson


Sunday, July 17, 2016

Sueños de semillas

De http://decentscraps.blogspot.com/


En el silencio de mi reflexión percibo todo mi mundo interno 
como si fuera una semilla, de alguna manera pequeña 
e insignificante pero también pletórica de potencialidades.

Y veo en sus entrañas el germen de un árbol magnífico,
 el árbol de mi propia vida en proceso de desarrollo.

En su pequeñez, cada semilla contiene el espíritu del árbol que será después.

Cada semilla sabe cómo transformarse en árbol, cayendo en tierra fértil, 
absorbiendo los jugos que la alimentan, expandiendo las ramas
 y el follaje, llenándose de flores y de frutos, para poder dar lo que tienen que dar.

Cada semilla sabe cómo llegar a ser árbol y tantas son las semillas
como son los sueños secretos.

Dentro de nosotros, innumerables sueños esperan el tiempo 
de germinar, echar raíces y darse a luz, morir como semillas,
 para convertirse en árboles.

Árboles magníficos y orgullosos que a su vez nos digan, en su solidez,
 que oigamos nuestra voz interior, que escuchemos
 la sabiduría de nuestros sueños semilla.

Ellos, los sueños, indican el camino con símbolos y señales de toda clase,
 en cada hecho, en cada momento, entre las cosas y entre las personas, 
en los dolores y en los placeres, en los triunfos y en los fracasos.

Lo soñado nos enseña, dormidos o despiertos, a vernos, 
a escucharnos, a darnos cuenta.

Nos muestra el rumbo en presentimientos huidizos o en relámpagos 
de lucidez enceguecedora.

Y así crecemos, nos desarrollamos, evolucionamos.

Y un día, mientras transitamos este eterno presente que llamamos vida,
las semillas de nuestros sueños se transformarán en árboles,
y desplegarán sus ramas que, como alas gigantescas,
cruzarán el cielo, uniendo en un solo trazo nuestro pasado y nuestro futuro.

Nada hay que temer, una sabiduría interior las acompaña,
porque cada semilla sabe cómo llegar a ser árbol.

Del Libro "Cuentos para pensar" de Jorge Bucay


 


Wednesday, July 13, 2016

El cielo del gorrión

http://www.gifmania.com/
 

Había un gorrión minúsculo que, 
cuando retumbaba el trueno de la tormenta,
 se tumbaba en el suelo y levantaba sus patitas hacia el cielo.

¿Por qué haces eso? le preguntó un zorro.

¡Para proteger a la tierra, que contiene muchos seres vivos! 
contestó el gorrión.
 Si por desgracia el cielo cayese de repente, 
¿te das cuenta de lo que ocurriría?
 Por eso levanto mis patas para sostenerlo.
¿Con tus enclenques patitas quieres sostener el inmenso cielo?
 preguntó el zorro.
Aquí abajo cada uno tiene su cielo
 dijo el gorrión. 
Vete, tú no lo puedes comprender.

Cuento turco

Wednesday, June 22, 2016

El viejo perro cazador

Hace muchos años, vivía un viejo perro de caza, cuya avanzada edad le había hecho perder gran parte de las facultades que lo adornaban en su juventud. Un día, mientras se encontraba en una jornada de caza junto a su amo, se topó con un hermoso jabalí, al que quiso atrapar para su dueño. Poniendo en ello todo su empeño, consiguió morderle una oreja, pero como su boca ya no era la de siempre, el animal consiguió escaparse.

Al escuchar el escándalo, su amo corrió hacia el lugar, encontrando únicamente al viejo perro. Enfadado porque hubiera dejado escapar a la pieza, comenzó a regañarle muy duramente.

El pobre perro, que no se merecía semejante regañina, le dijo:
Querido amo mío, no creas que he dejado escapar a ese hermoso animal por gusto. He intentado retenerlo, al igual que hacía cuando era joven, pero por mucho que lo deseemos ambos, mis facultades no volverán a ser las mismas. Así que, en lugar de enfadarte conmigo porque me he hecho viejo, alégrate por todos esos años en los que te ayudaba sin descanso.


"En los ojos del joven arde la llama,en los ojos del viejo brilla la luz" Víctor Hugo

"El problema de la vejez, es que el alma no envejece con el cuerpo, 
por tal motivo cometemos imprudencias creyendo 
que aun tenemos la energía de la juventud"
Simone de Beauvier

Los jóvenes van por grupos, los adultos por parejas y los viejos van solos.
Proverbio

Tuesday, June 14, 2016

La belleza de la vida


En tiempos remotos vivía en Georgia una noble y prudente mujer, la reina Magdana, que gobernaba con justicia su rico y verde país. Al morir su esposo, su hijo Rostomel se convirtió en el único amor de su vida. Lo amaba mucho más de lo que yo pueda deciros con mis palabras, y veía amorosamente cómo crecía el tierno e ingenuo joven y se convertía en un hombre robusto. Y no era ella la única que pensaba que era más hermoso que los demás.

Mientras los días iban convirtiéndose en años, Magdana comenzó a notar una nube en la hermosa frente del joven que, sin razón aparente, se volvió taciturno y melancólico. Ni las impetuosas galopadas por las verdes colinas de Georgia, ni las canciones melancólicas, ni las apasionadas miradas de las jóvenes de ojos negros al bailar, podían alejar sus negros humores ni borrar su tristeza.

Meditabundo y abatido, arrastraba su pesar hasta un alejado rincón de los jardines de palacio y se entregaba a sus ensoñaciones melancólicas. Hasta que la buena reina ya no pudo soportar más la tristeza de su hijo.

Hijo mío, dime qué pensamientos dolorosos roen tu cabeza, qué penas impiden que en tus labios se dibuje una sonrisa.

Madre, me gustaría contestarle con otra pregunta: ¿dónde está mi padre?
¿Tu padre? -preguntó sorprendida la reina. Pero… hace mucho tiempo que ha muerto.
¿Muerto? ¿Qué significa eso? preguntó el príncipe con ansiedad.
Hijo mío, todos nosotros procedemos de la tierra y a ella debemos volver un día. Llegará el momento en que la buena Madre Tierra nos recibirá de nuevo en su seno. Eso, hijo mío, es lo que significa morir.

No entiendo. Así que Dios que nos ha dado la vida, ¿lo hizo para volvérnosla a quitar? No, eso no es posible. Tiene que haber en la tierra un lugar donde exista la vida eterna y personas que no conozcan la muerte. Iré en busca de ese lugar a encontrar la inmortalidad. Madre querida, te ruego me perdones por dejarte, pero si me quedara, estoy seguro que moriría de pesar.

En vano le suplicó la pobre madre que permaneciera a su lado; en vano derramó amargas lágrimas; en vano se consumía en su dolor. Su hijo no cedió a sus súplicas. Un buen día la abrazó y se puso en camino en busca de la vida eterna.

Durante mucho, muchísimo tiempo el príncipe vagó por el mundo y visitó muchos países, y por ninguna parte encontró la tierra de la inmortalidad. Un día llegó a una llanura  sin árboles. Al mirar a lo lejos vio contra el claro cielo azul la figura de un ciervo inmóvil con la cornamenta erguida.

Al acercarse Rostomel, el ciervo le preguntó:
Joven, ¿qué buscas en esta tierra estéril?
Busco el país de la inmortalidad.

¿La inmortalidad? No existe semejante cosa. Pero, mira, ¿ves el cielo inmenso y azul sobre nosotros? Mi destino es permanecer inmóvil en esta llanura, hasta que mis cuernos lleguen al cielo. ¿Quieres quedarte conmigo todo este largo tiempo? Te prometo que durante todos esos años serás inmortal. Únicamente cuando mi misión haya sido cumplida, morirás.

¡Oh, no! -contestó el príncipe-. Ni siquiera cientos de siglos son la inmortalidad. Y yo quiero ser inmortal. Adiós, amigo.

Continuó su camino y poco después llegó a unas desnudas rocas, cuyas cimas se alzaban tanto que atravesaban las nubes. Y en la cima más alta, sobre un profundísimo barranco, estaba un cuervo negro. El príncipe se afanó día y noche para subir la escarpada montaña hasta que llegó a donde se hallaba el cuervo.


¿Por qué has venido? -le preguntó el cuervo. ¿Qué buscas en esta montaña dejada de la mano de Dios?

La inmortalidad  contestó el joven.

¿La inmortalidad? No existe tal cosa. Pero, escucha: mira ese profundísimo barranco que se abre ante ti. Mi desventurado sino es permanecer aquí hasta que con mi pico quite todos los granos de arena y todos los granos de tierra de esta montaña y llene con ellos totalmente el barranco. Te invito a quedarte conmigo todo el tiempo que dure mi tarea. Te prometo que serás inmortal todo este tiempo.

¡Oh, no! -dijo el príncipe-. ¿Qué me importan a mí todos esos siglos? Yo busco la inmortalidad y algún día la encontraré. iAdiós! y de nuevo encaminó sus pasos hacia lo desconocido.

Después de andar leguas y leguas llegó hasta el fin del mundo.

Bajo un espléndido arco iris, un inmenso y maravilloso océano se extendía ante él. Olas azules y transparentes rompían con fragor, espuma blanca como la nieve salpicaba la arena de la playa y chocaba suavemente contra sus pies. Y lejos, muy lejos en la ilimitada distancia, más allá del fin del arco iris, a través de una niebla dorada y rosácea, brillaba una luz divina y maravillosa. Parecía estar llamando a Rostomel, acariciaba su alma, hacía latir con fuerza su corazón y lo atraía hacia ella.

En un instante el extasiado príncipe fue transportado hasta la otra orilla. Se vio en un reluciente y deslumbrante palacio y ante él, radiante en medio del brillo de infinitas piedras preciosas, vio a la más hermosa doncella que nunca hubiera visto.

No sabía quién podía ser, pero incluso las estrellas y los rayos del sol palidecían ante su deslumbrante belleza. Su voz llegó hasta él como el suave susurro del terciopelo sobre un lecho de seda.

Bienvenido, Rostomel, a mi reino eterno. Nací el primer día de la creación y he de permanecer aquí hasta el fin de los tiempos. Mientras permanezcas a mi lado, renunciando a la vida eterna, la muerte no te podrá alcanzar. Lograrás la inmortalidad. Porque yo soy la Belleza de la Vida.
Rostomel se quedó muy a gusto. Pasaron mil años y él, sin cansarse nunca de la belleza de ella, no apartaba los ojos de su maravilloso rostro.

Y pasaron más siglos. Pero, poco a poco, a lo largo de los tiempos, comenzó a dolerle el corazón, y un día le dijo a la hermosa diosa:
Divina beldad, ¿cuántos años han pasado desde que vi por última vez a mi amada madre y las colinas y verdes valles de Georgia?

¡Ah!, ya me doy cuenta -dijo la Belleza- de que la Madre Tierra no renuncia fácilmente a lo que le pertenece. Ve, pues; doblégate a la ley universal, cumple tu humano destino. Pero llévate este regalo en memoria mía: dos flores, una roja como la sangre y otra blanca como la leche. Si deseas vivir tu vida en la tierra otra vez para disfrutar los muchos años que has perdido contemplando mi belleza, no tienes más que oler la flor roja. Si llegas a entender la belleza de la muerte, lleva la flor blanca a tu nariz y aspira profundamente su olor.

Y tras despedirse de la divina Belleza de la Vida, Rostomel volvió a dirigir sus pasos por el camino por el que había llegado. En su viaje de regreso vio la montaña sobre cuya cumbre todavía estaba el cuervo. Lo llamó, pero no obtuvo respuesta. Subió a la cima para verlo de cerca y al tocarlo su cuerpo se deshizo en polvo. Miró hacia abajo y no vio ni rastro del profundo barranco: estaba lleno de arena y de la tierra de la montaña. Aquel viejo cuervo negro había cumplido su misión en la tierra y, en consecuencia, había ganado la paz eterna.

Rostomel siguió andando y llegó hasta la tranquila llanura donde estaba el ciervo. Todo lo que quedaba era un blanco esqueleto y una calavera quemada por el sol de la que salían dos cuernos que, a través de las nubes, llegaban hasta la bóveda celeste. Igual que el cuervo, también el ciervo había cumplido su misión y merecido el descanso eterno.

Por fin, Rostomel llegó a su Georgia natal. Pero, ¿qué es lo que veía? No reconocía ni a una sola persona, ni una sola casa. Donde una vez hubo desiertos, se alzaban ahora pueblos y ciudades bulliciosas. Personas desconocidas vestidas de modo raro hablaban una extraña lengua y poblaban aquel país; y él no era capaz de entender lo que decían. Allí estaban las montañas conocidas donde había visto la luz por primera vez, donde había crecido, donde había abandonado a su amada madre.

Pero, ¿dónde estaba ella? ¿Dónde el castillo en que vivía la reina Magdana y desde el que gobernaba a su valeroso pueblo? Ahora todo estaba yermo, todo silencioso como una tumba y únicamente los bloques de piedra cubiertos de musgo eran testigos del, en otro tiempo, inmenso palacio.

Lentamente se acercó todavía un poco más y vio con el corazón anhelante la antigua atalaya todavía erguida en la colina donde había cantarinas fuentes, donde resonaban dulces melodías y donde los pies de las muchachas en otro tiempo corrían por el césped.

Corrió hacia la atalaya y se encontró con un anciano curvado por el peso de los años. El anciano estaba sentado sobre la lápida de una tumba, murmurando una plegaria con labios temblorosos.

Dime, padre santo -dijo Rostomel atropelladamente, interrumpiendo el rezo de aquel hombre-. ¿No es este el lugar donde en otro tiempo vivía Magdana, la gloriosa y gran reina que gobernaba a su pueblo con tanta justicia? Yo soy su hijo, el heredero del trono. Si mi madre ya no vive, entonces yo soy ahora el rey soberano.

¿Magdana? ¿Magdana? -repitió el anciano-. Apenas puedo entender tus palabras, joven; no hablas nuestro idioma. Hablas igual que las antiguas crónicas. Hace tiempo que las estudié y por eso entiendo algo de lo que dices. ¿Magdana, dices? Sí, existe una leyenda, no sé si es cierta, que cuenta que vivió una gran reina hace miles de años. Si no recuerdo mal, se llamaba Magdana. Tenía un hijo -o, al menos, eso es lo que dice la leyenda- que se fue del reino y desapareció sin dejar huellas. Magdana murió con el corazón destrozado y, al cabo de muy poco tiempo, su reino se extinguió con ella.


El príncipe Rostomel guardó silencio mucho rato, mientras resbalaban por sus mejillas abundantes lágrimas de dolor. Por fin, alzó su lloroso rostro a los cielos y exclamó:
¡Oh eterno secreto del tiempo! ¿Qué soy yo ahora? ¿Nada más que una leyenda olvidada?

Inmediatamente, sacó la flor roja, la acercó a su nariz y aspiró su fragante olor. Al instante envejeció; se convirtió en un anciano, débil y encorvado; sus vivos ojos se apagaron, su bronceada piel se secó y arrugó sobre sus viejos huesos. Ya no le quedaban fuerzas ni para llevar la mano hasta el bolsillo donde guardaba la flor blanca. Con un sordo murmullo llamó al viejo sacerdote:

Pronto, padre, toma la flor blanca de mi bolsillo y acércala a mi nariz, para que pueda aspirar su fragancia y conocer por fin las misteriosas delicias de la muerte.

Rostomel murió. Lo enterraron y volvió a la tierra de donde había venido, y nadie molestó su sueño. Pero sobre su tumba crecen todos los años dos flores: una roja y otra blanca.


"El mundo es una etapa y todos los hombres y mujeres simplemente actores: tienen sus salidas y sus entradas; y un hombre en su tiempo juega muchas partes, siendo sus actos siete edades"  William Shakespeare