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Tuesday, August 19, 2025

fábula El rey que creía ser mendigo

Había un monarca que vivía en un esplendoroso y próspero reino en el norte de la India. El monarca era un señor muy rico y poderoso. Día tras día inculcaba a su hijo la importancia de ser noble y generoso, y momentos de fallecer le dijo:

Hijo, cualquiera puede, tener mucho, bien sea por destino o por azar, pero has de tener claro que lo importante no es ser propietario de ese todo, sino saber dar y compartir. No hay peor cualidad en la persona que la avaricia. Se siempre generoso con el resto. Dispones de mucho, así que ofrece mucho a los demás.

Durante muchos años, fallecido su padre, su hijo, el nuevo monarca, siguió los pasos de su padre y se mostró generoso y esplendido. Pero a partir de cierto día, el monarca se fue convirtiendo en una persona avara, pero avara en extremo, tanto que no solo empezó a no compartir nada con el resto, sino que incluso se auto negaba las necesidades básicas a sí mismo.

Teniéndolo todo se comportaba como un pordiosero. Todos en el reino estaban muy preocupados, y un día su asistente personal, que también lo había sido de su padre, mandó llamar a un rishi (sabio) que moraba en una cueva en las altas montañas del Himalaya.

Es increíble – comentó desolado el asistente al rishi -. Es uno de los reyes más poderosos y vive como un auténtico pordiosero. Necesitamos de tu ayuda, necesitamos que descubras la razón de por qué se comporta como tal.

Así el rishi comentó al asistente que estaba dispuesto a ayudarle pero que para eso necesitaba juntarse con el rey. Dicho y hecho, el asistente le pidió al rey que por favor recibiera al sabio y este aceptó con la condición de que no le pidiese nada a cambio, que tenía que ser consciente de que no tenía nada, que era sumamente pobre.

A la mañana siguiente el monarca recibió al rishi en palacio y se encerraron en una de las lujosas salas. El rey vestía con harapos, estaba sucio y hediondo; incluso iba descalzo

Estoy totalmente arruinado– comenzó el rey. –

Señor, no comprendo por qué dice eso. Usted es rico y poderoso – replico el rishi. –

No me vengas con tonterías – contestó el monarca – No me pidas nada porque nada podrás sacarme. Desde ahora te digo que nada tengo. Es más, cuando esos harapos se terminen de romper, no tendré nada con qué cubrir mi cuerpo.

Así el rey rompió a llorar sin poder sostener sus lágrimas. En ese mismo momento, el rishi entorno los ojos, concentró su mente y, como si fuese un punto de luz, se coló en el cerebro del monarca. Allí observó el pensamiento que noche tras noche se colaba en los sueños del rey: El rey soñaba que era un mendigo, el más pobre de los mendigos. El sueño parecía tan real, que el rey se lo terminó por creer y aunque era un rey rico y poderoso, se comportaba como un pordiosero.

Conociendo cuál era la razón de su comportamiento, el sabio logro que unos días el rey consiguiera dominar sus pensamientos y cambiara así la actitud que reinaba en su mente. El monarca volvió a ser esplendido con los demás, pero no consiguió que el rishi aceptara ningún obsequio. Es más, el sabio le hizo un regalo impagable, le obsequió con la siguiente reflexión.

“Tal es el poder del pensamiento. Así como piensas, así eres. Conquista el pensamiento y te habrás conquistado a ti mismo”
                         

Friday, February 23, 2024

El ratón y la rana-Fábula

Cierta vez, un ratón de tierra bastante inocente se hizo amigo de una rana, para desgracia suya. La rana, que era bastante cruel, inmediatamente pensó en burlarse del ratón y lo convenció para atar su pata a su propia anca con la excusa de que así se convertirían en inseparables.

Atados los dos por las patas, emprendieron primero marcha por tierra para comer trigo y luego se acercaron a la orilla del pantano, dónde la rana, sin dudarlo ni un segundo, dio un gran salto arrastrando hasta el fondo al pobre ratón, y se puso a retozar felizmente en el agua sin pensar en la suerte de su amigo. Mientras reía alegremente, el desdichado ratón, hinchado de agua, se ahogó, quedando a flote atado a la pata de la rana. Un milano (ave rapaz) que pasaba por ahí vio al ratón flotando y, de inmediato, lo agarró con sus garras arrastrando con él, para su sorpresa, a la rana encadenada, quién también sirvió de cena al milano.

Cómo le sucede a la rana de esta fábula, ten siempre presente que toda Acción que se hace con intenciones de Maldad puede terminar en contra del mismo que la comete.

La Crueldad y las Burlas hacia otras personas al final se terminan pagando muy caras.


Wednesday, November 17, 2021

Fábulas



La fábula es un tipo de relato breve de ficción que tiene una intención didáctica y moralizante. Por eso, suele estar acompañado de una moraleja, es decir, una enseñanza explícita sobre la interpretación del relato.
Este género literario sirve para divulgar y enseñar valores, así como para sancionar aquellas conductas que resultan antisociales.
Es frecuente que las fábulas estén orientadas a los niños por su carácter didáctico. Cuando esto ocurre se habla de fábula infantil.
La fábula es un género muy antiguo, que antes de la escritura se transmitía por tradición oral. En Grecia encontramos los registros escritos más antiguos, recopilados en la célebre obra Fábulas de Esopo.
La palabra fábula procede del latín fabula, que tiene el mismo origen que "habla". De allí que el término se relacione con el acto de contar historias, normalmente inventadas, es decir, de ficción.

Se llama fábula también a los relatos de la mitología clásica. Fábula también puede referirse a una historia falsa, una invención, un rumor o habladuría.


La cierva tuerta

Una cierva a la que le faltaba un ojo pacía a orillas del mar, volviendo su ojo intacto hacia la tierra para observar la posible llegada de cazadores, y dando al mar el lado que carecía del ojo, pues de allí no esperaba ningún peligro.

Resulta que una gente navegaba por este lugar, y al ver a la cierva la abatieron con sus dardos. Y la cierva agonizando, se dijo para sí:

 ¡Pobre de mí! Vigilaba la tierra, que creía llena de peligros, y el mar, al que consideraba un refugio, me ha sido mucho más funesto.
Fábula de Esopo 

Moraleja: Nunca excedas la valoración de las cosas. Procura ver siempre sus ventajas y desventajas analizando todas las opciones.


Dale valor a las cosas, no por
lo que valen,
sino por lo que
significan.
Gabriel García Márquez

Solo amor es el que da valor a todas las cosas.
Santa Teresa de Jesús


El lobo con la piel de oveja
es una de las fábulas más conocidas de la literatura.

Pensó un día un lobo cambiar su apariencia para así facilitar la obtención de su comida. Se metió entonces en una piel de oveja y se fue a pastar con el rebaño, despistando totalmente al pastor.

Al atardecer, fue llevado junto con todo el rebaño a un encierro, quedando la puerta asegurada.

Pero en la noche, buscando el pastor su provisión de carne para el día siguiente, tomó al lobo creyendo que era un cordero y lo sacrificó al instante.
Fábula de Esopo
Moraleja:
Engañar a los demás no nos genera beneficios sino que terminará causándonos daños a nosotros mismos.

Mas vale ser vencido diciendo la verdad, 
que triunfar por la mentira.

El perro y su reflejo en el río

Vadeaba un perro un río llevando en su hocico un sabroso pedazo de carne.

Vio su propio reflejo en el agua del río y creyó que aquel reflejo era en realidad otro perro que llevaba un trozo de carne mayor que el suyo.

Y deseando adueñarse del pedazo ajeno, soltó el suyo para arrebatar el trozo a su supuesto compadre.

Pero el resultado fue que se quedó sin el propio y sin el ajeno: éste porque no existía, sólo era un reflejo, y el otro, el verdadero, porque se lo llevó la corriente.
Fábula de Esopo

Moraleja:
Nunca codicies el bien ajeno, pues puedes perder lo que ya has adquirido con tu esfuerzo.

Monday, October 18, 2021

Dos amigos: Fábula de Jean de la Fontaine

Imagen de https://wallpapercave.com/

 Dos amigos 

Allá, muy lejos en Monomotapa, había dos amigos verdaderos. 
Todo lo que poseían era común entre ellos. Esos son amigos; 
no los de nuestro país.
Una noche que ambos descansaban, aprovechando la ausencia del sol, 
uno de ellos se levanta de la cama todo azorado; corre a casa de su compañero, 
llama a los criados: Morfeo reinaba en aquella mansión. 
El amigo dormido despierta sobresaltado, toma la bolsa, toma las armas, 
y sale en busca del otro.

“¿Qué pasa? Le pregunta:
no acostumbráis a ir por el mundo a estas horas; empleáis mejor
 el tiempo destinado al sueño. 

¿Habéis perdido al juego vuestro caudal?
 Aquí tenéis oro. 

¿Tenéis algún lance pendiente? 
Llevo la espada, vamos. 
¿Os cansáis de dormir solo? 

A mi lado tengo una esclava muy hermosa: la llamaré, si queréis.
 No contestó el amigo; no es nada de eso. 

Soñaba os veía, y me pareció que estabais algo triste. 
Temí que fuese verdad, y vine corriendo. Ese pícaro sueño tiene la culpa.

”¿Cuál de estos dos amigos era más amigo del otro?

 He ahí una cuestión que vale la pena dilucidarlo. 
¡Oh, qué gran cosa es un buen amigo! 
Investiga vuestras necesidades y Os ahorra la vergüenza de revelárselas: un ensueño, un presagio, una ilusión: todo lo asusta, si se trata de la persona querida.

Fabula de Jean de la Fontaine


"El antídoto para cincuenta enemigos es un amigo"
Aristóteles

"Tener un amigo no es cosa de la que pueda ufanarse todo el mundo"
Antoine de Saint-Exupéry

"Las cosas nunca son tan aterradoras cuando tienes un mejor amigo" Bill Watterson

"Buenos amigos, buenos libros y una consciencia tranquila: esa es la vida ideal"
Mark Twain


"Me gustan los amigos que tienen pensamientos independientes, porque suelen hacerte ver los problemas desde todos los ángulos" Nelson Mandela

Tuesday, August 1, 2017

La fábula de los ciegos de Hermann Hesse


Durante los primeros años del hospital de ciegos, como se sabe, todos los internos detentaban los mismos derechos y sus pequeñas cuestiones se resolvían por mayoría simple, sacándolas a votación. Con el sentido del tacto sabían distinguir 
las monedas de cobre y las de plata, y nunca se dio el caso de
 que ninguno de ellos confundiese el vino de Mosela con el de Borgoña.

Tenían el olfato mucho más sensible que el de sus vecinos videntes. Acerca de los cuatro sentidos consiguieron establecer brillantes razonamientos, es decir que sabían de ellos cuanto hay que saber, y de esta manera vivían tranquilos y felices en la medida 
en que tal cosa sea posible para unos ciegos.

Por desgracia sucedió entonces que uno de sus maestros manifestó la pretensión de saber algo concreto acerca del sentido de la vista. Pronunció discursos, agitó cuanto pudo, ganó seguidores y por último consiguió hacerse nombrar principal del gremio de los ciegos.

Sentaba cátedra sobre el mundo de los colores, y desde entonces todo empezó a salir mal.
 Este primer dictador de los ciegos empezó por crear un círculo restringido de consejeros, 
mediante lo cual se adueñó de todas las limosnas.

A partir de entonces nadie pudo oponérsele, y sentenció que la indumentaria de todos 
los ciegos era blanca. Ellos lo creyeron y hablaban mucho de sus hermosas ropas
 blancas, aunque ninguno de ellos las llevaba de tal color. De modo que el mundo
 se burlaba de ellos, por lo que se quejaron al dictador.

Éste los recibió de muy mal talante, los trató de innovadores, de libertinos 
y de rebeldes que adoptaban las necias opiniones de las gentes que tenían vista.
 Eran rebeldes porque, caso inaudito, se atrevían a dudar de la infalibilidad de su jefe.

Esta cuestión suscitó la aparición de dos partidos. Para sosegar los ánimos, 
el sumo príncipe de los ciegos lanzó un nuevo edicto, que declaraba que la 
vestimenta de los ciegos era roja. Pero esto tampoco resultó cierto;
 ningún ciego llevaba prendas de color rojo.

Las mofas arreciaron y la comunidad de los ciegos estaba cada vez más quejosa. 
El jefe montó en cólera, y los demás también. La batalla duró largo tiempo y
 no hubo paz hasta que los ciegos tomaron la decisión de suspender
 provisionalmente todo juicio acerca de los colores.

Un sordo que leyó este cuento admitió que el error de los ciegos había consistido en atreverse a opinar sobre colores. Por su parte, sin embargo, siguió firmemente convencido de que los sordos eran las únicas personas autorizadas a opinar en materia de música.

Hermann Hesse

Monday, May 8, 2017

La zorra y el chivo en el pozo


Cayó una zorra en un profundo pozo, 
viéndose obligada a quedar dentro por no poder alcanzar el borde.

Llegó más tarde al mismo pozo un chivo sediento,
 y viendo a la zorra le preguntó si el agua 
era buena. Ella ocultando su verdadero problema
 se deshizo en elogios para el agua, afirmando
 que era excelente, e invitó al chivo a descender
 y probarla donde ella estaba.

Sin pensárselo saltó el chivo al pozo, y después
 de saciar su sed, le preguntó a la zorra cómo harían para salir de allí.

Dijo la zorra entonces:

Hay un modo, que sin duda es nuestra mutua salvación. 
Apoya tus patas delanteras 
contra la pared y alza bien arriba tus cuernos; luego yo 
subiré por tu cuerpo y una vez afuera, tiraré de ti y te alzaré.

El chivo la creyó y así lo hizo de buen grado y diligencia, y
 la zorra trepando hábilmente por la espalda y los cuernos de 
su compañero, alcanzó a salir del pozo, alejándose de la
 orilla al instante, sin cumplir con lo prometido.

Cuando el chivo le reclamó la violación de 
su convenio, se volvió la zorra y le dijo:

¡Oye socio, si tuvieras tanta inteligencia como
 pelos en tu barba, no hubieras bajado sin pensar antes en cómo salir después!

Antes de comprometerte en algo, piensa primero
 si podrías salir de aquello, sin tomar en cuenta lo que te ofrezcan tus vecinos.
Fábula de Esopo.