Saturday, March 12, 2016

El agua amarilla


Un rey que había llegado a ser rey siendo aún muy joven,
se había enamorado de la hija de uno de los guardas
que cuidaban de las tierras que pertenecían al palacio. 

Este guarda tenía su casa dentro de los límites 
de los jardines de palacio y
por eso el rey acostumbraba a pasear por ellos con la
esperanza de encontrarse con la muchacha que él quería, pero nunca 
conseguía verla a solas y tenía que conformarse con contemplarla,
a ella y a sus dos hermanas, por entre los pocos huecos que dejaba el 
tupido seto que rodeaba la casa.

Así pasaban los días y el espíritu del rey 
oscilaba entre la ansiedad y la melancolía.

Una de las veces en que entretenía el tiempo mirando 
a través del seto, vio que las tres hijas del guarda
 estaban a la puerta de su casa cosiendo tranquilamente.

Entonces el rey aguzó el oído y pudo escuchar esta conversación:

Ay, cuánto me gustaría poder casarme con un joven guapo 
que tuviera el oficio de panadero, porque así tendría el pan asegurado 
para mí y para mis hijos durante toda la vida
-eso lo dijo la mayor de las hermanas.

Pues a mí -dijo la mediana- me gustaría casarme con 
un cocinero joven y guapo, porque entonces
tendría pan y comida para toda la vida.

Y entonces oyó decir a la pequeña, que era a la que él amaba:

-Pues yo no quiero ninguno de esos dos maridos, porque yo lo que 
quisiera es casarme con el rey -y lo decía a sabiendas de 
que eso era imposible.

Y el rey que lo oyó, rodeó el seto tras el que las observaba,
se presentó delante de las muchachas y les dijo:

He escuchado vuestros tres deseos y, cuando queráis, yo me ocupo 
de que se celebren esas tres bodas en el palacio. Tú -dijo dirigiéndose
a la mayor- te casarás con mi panadero; tú -dijo dirigiéndose a la mediana- 
te casarás con mi cocinero; y tú -añadió dirigiéndose a la pequeña- 
te casarás conmigo, porque yo soy el rey y tú eres la elegida de mi corazón.
Las tres hijas del guarda, aunque le encontraban muy guapo y apuesto, 
pensaron que era uno de los servidores del rey y se rieron de él, 
pero entonces llegó el padre, que reconoció al rey, y las tres 
comprendieron que era cierto lo que había dicho.

Así que se casaron muy alegres y contentas las tres.

Pero al poco tiempo, la envidia empezó a hacer nido en el corazón 
de las dos hermanas mayores, hasta el punto de que acabaron odiando a
muerte a la más pequeña por esta causa.

Pasó el tiempo y, a punto de cumplirse el año desde el día de la boda,
la reina dio a luz a un niño. Las hermanas, cuya envidia no 
había hecho sino crecer, aprovecharon un descuido, le robaron 
al niño, lo pusieron en un cestillo y lo echaron al río con la esperanza 
de que se ahogase. En su lugar, presentaron al rey una canastilla
hermosamente adornada, con un

cachorro de perro recién nacido envuelto en su interior,
y le dijeron al rey que lo había parido su hermana.

El rey, aunque la amaba mucho, se llevó un disgusto tan grande
que decidió repudiarla, pero sus consejeros le convencieron
de que no lo hiciera, pues no sabían lo que aquello significaba.
De modo que el rey decidió esperar y se reconcilió con la reina.

Entretanto, el cestillo en el que habían puesto al niño navegó 
por el río a lo largo del valle hasta que quedó varado en un remanso 
y allí fue donde lo encontró uno de los guardas del rey que vivían
más alejados de palacio. Y como este guarda estaba deseando
tener un hijo, pues su esposa era estéril, lo recogió y lo llevó 
a su casa, donde la mujer lo recibió con enorme alegría y acordaron criarlo 
sin decir a nadie cómo lo habían encontrado.

Y sucedió que la reina quedó nuevamente embarazada.

Las hermanas, que la odiaban aún más porque su plan no había salido 
como esperaban, resolvieron volver a hacer lo mismo, confiando en
que esta vez su plan sí que daría resultado, y cambiaron al niño por un 
cachorro de gato recién nacido y se lo presentaron al rey. El rey, esta vez,
sí que se puso furioso y quería matar a la reina, pero los consejeros
le dijeron de nuevo que no lo hiciera, pues la naturaleza se manifestaba 
a veces de manera extraordinaria y aquel nuevo suceso les parecía aún 
más misterioso que el anterior, por lo que se hacía necesario esperar, 
al menos una vez más, antes de decidir que la reina era culpable.
Y el rey lo aceptó a regañadientes.


Las hermanas, como la vez anterior, habían echado al niño al mismo
río en un cestillo y este cestillo fue el que se encontró el mismo guarda, 
que le pareció un regalo del cielo y se apresuró a llevárselo a su mujer
para que lo criara también, pues de este modo ya habían conseguido dos hijos.

La reina quedó nuevamente embarazada y, un año más tarde,
dio a luz a una niña. A las hermanas les faltó tiempo para hacer 
con la criatura lo mismo que con sus hermanitos, pero no habiendo encontrado
cachorro ni de perro ni de gato, pusieron en la canastilla un pedazo de 
corcho untado en sangre y echaron a la niña al río en otro cestillo. 
Y sucedió que el mismo guarda volvió a encontrarlo y, al ver que esta
vez era una niña, se volvió loco de contento y se apresuró a llevárselo a
su mujer para que la criara.

Entretanto, el rey, que ya no quiso oír a sus consejeros, mandó hacer una
jaula de hierro, encerró en ella a la reina y ordenó que durante el día colgasen
la jaula a la puerta del palacio para que, todos los que entraran o salieran
de él, hicieran burla de ella y le echasen comida como a los animales,
y a la noche la guardaran en las caballerizas.
Pasó el tiempo y los niños fueron creciendo en el hogar del guarda que los
recogió y ni él ni su mujer dijeron nunca nada a nadie sobre el origen
de los niños, de forma que todos los que los conocían los tenían por
sus hijos naturales. Pero un día murió el guarda y la guardesa hubo de 
mudarse a una casa más alejada y más pequeña, en la linde del bosque, 
que era también del rey. Y cuando la niña cumplió quince años murió la
guardesa y los niños quedaron huérfanos. Entonces ella tomó las riendas 
de la casa y la organizaba y mantenía mientras los hermanos sacaban dinero, 
de la caza unas veces, otras veces de jornal, para mantenerse los tres.

Hasta que, un día, una vieja se acercó a la casa y estuvo hablando 
con la niña, mientras los hermanos se encontraban fuera, 
y al término de la conversación le dijo:

No seréis felices mientras no tengáis estas tres cosas: 
al agua amarilla, el pájaro que habla y el árbol que canta.

La niña quedó preocupada y confusa y cuando volvieron sus hermanos
les contó lo que le había dicho la vieja. Entonces el mayor le contó 
que ellos también habían encontrado a una vieja que estuvo hablando
con ellos y al final les entregó un espejo y un cuchillo advirtiéndoles que,
cuando el espejo se empañara o el cuchillo se manchara de sangre, 
querría decir que su dueño se encontraba en gran peligro.

Conque el mayor decidió ir a buscar las tres cosas que dijo
la vieja y, antes de ponerse en camino, entregó el cuchillo a 
sus hermanos y se metió en el bosque.
Después de mucho caminar, vio a un ermitaño a la puerta de su ermita 
y decidió preguntarle si sabía dónde se encontraban el agua amarilla, 
el pájaro que habla y el árbol que canta. El ermitaño le contestó 
que sí lo sabía, pero que todos los que buscaban estas tres cosas 
quedaban encantados y no volvían jamás.

El hermano mayor le contestó que él estaba decidido a conseguirlas
y entonces el ermitaño le dio una bola con estas instrucciones:
que cuando viera que el camino iba cuesta abajo, la dejara rodar,
que se detendría sola ante un monte, que subiera ese monte
y que nunca volviera la cara atrás.

El muchacho cogió la bola y, cuando vio que el camino descendía,
hizo lo que el ermitaño le había dicho y empezó a subir el monte,
pero a mitad de la subida oyó unas voces que le llamaban, 
volvió la cara y se quedó convertido en piedra.

Los otros dos hermanos estaban pendientes del cuchillo y, de pronto, 
vieron que éste se llenaba de sangre.
Entonces dijo el segundo hermano: -Esto es que mi hermano mayor
está en peligro, así que voy en su auxilio.
Entregó su espejo a su hermana y se marchó por el bosque.
Después de mucho caminar, encontró la ermita y preguntó al
ermitaño lo mismo que su hermano y el ermitaño le entregó
otra bola y le dio las instrucciones, pero al muchacho le sucedió 
exactamente igual que a su hermano y quedó también convertido en piedra.

La hermana, que estaba mirándose en el espejo, vio de pronto cómo éste 
se empañaba y se ponía turbio y comprendió que su segundo hermano
también se hallaba en peligro, por lo que resolvió ponerse en marcha
y se internó en el bosque.

Cuando llegó a la ermita, preguntó al ermitaño:
¿Ha visto usted pasar por aquí a dos mozos con tales y tales señas?
Y dijo el ermitaño:
¿Dos mozos que iban buscando el agua amarilla?
Ésos son -contestó ella.

Pues a los dos les dije lo que te digo a ti, que tomes esta bola y,
cuando veas que el camino va cuesta abajo, eches a rodar la bola, 
que se parará sola ante un monte; entonces sube a lo alto sin volver 
la cara, porque en lo más alto del monte está el pájaro que habla y, 
cuando le pongas la mano encima, ya podrás mirar atrás sin peligro.

Entonces ella le pidió una bola y también un poco de tela para taparse
los oídos y echó a andar y fue haciendo todo lo que le decía el ermitaño.
Como se había tapado los oídos con los pedacitos de tela no oyó las
voces que la llamaban, y así llegó a lo alto del monte, donde vio un pájaro
y le puso la mano encima; entonces el pájaro habló:

¡Una mujer me tenía que coger! -dijo.

Y la muchacha le acarició dulcemente y le habló con mimos y después 
le preguntó por el agua amarilla y el árbol que canta y el pájaro, satisfecho,
le explicó dónde se hallaban y también le explicó que si regaba con agua 
amarilla las piedras en que se habían convertido sus hermanos,
los desencantaría.
La muchacha cortó una rama del árbol que canta, llenó un cantarillo 
que llevaba con el agua amarilla, humedeció la rama en él y con ella 
roció las piedras y desencantó a sus hermanos. Entonces se volvieron tan 
contentos a su casa, donde plantaron la rama del árbol. Y la rama prendió
y empezó a crecer y de cada hoja nueva que brotaba salían cantos como si el árbol estuviera lleno de avecillas.

Al otro día, los dos hermanos fueron de caza, para buscarse el sustento,
y se encontraron con el rey, pero no le reconocieron porque nunca le
habían visto, de tan aislados como habían vivido.

Así que departieron con el rey y éste encontró tan agradables a los 
muchachos que los invitó a comer.

Ellos se lo agradecieron de todo corazón, pero le dijeron que no
podían dejar a su hermana sola, y entonces dijo el rey:
Pues que se venga ella también.

Y fueron a buscarla y luego a comer con el rey. Al entrar en el palacio
vieron a una mujer en una jaula que les causó lástima, pero por prudencia
no quisieron preguntar nada. Después de comer, el rey les enseñó el palacio y los jardines y, cuando se despidieron, suplicaron al rey que accediese a ir a comer con ellos a su casa, para corresponderle de alguna manera, a lo que el rey accedió de buena gana. Y al salir de palacio vieron de nuevo a la mujer en la jaula y se les encogió el corazón.

Así que regresaron a su casa, empezaron a pensar qué le darían de comer al rey y estaban discutiendo entre ellos cuando oyeron al pájaro que habla que decía:

Ponedle pepinos rellenos de perlas.
¿Qué dices? -replicaron ellos, atónitos.
Ponedle pepinos rellenos de perlas.

¿Y dónde vamos a encontrar nosotros unas perlas? -respondieron ellos.
Y les dijo el pájaro:
-Al pie del árbol que canta hallaréis una arqueta llena de perlas.
La buscaron y, efectivamente, allí estaba.

Conque, al día siguiente, llegó el rey, acompañado por 
alguno de sus consejeros como tenía por costumbre.

Se sentaron todos a la mesa que los hermanos habían 
preparado con todo esmero y la muchacha sirvió de
primer plato los pepinos. El rey partió uno y, al ver las perlas,
dijo en voz alta, mostrándolo a sus consejeros:

¿Dónde se ha visto comer pepinos con perlas?
Y el pájaro que habla dijo entonces:
¿Y dónde se ha visto que una mujer pueda parir un perro, un gato y un corcho?

Y todos se quedaron admirados al escuchar esto; y dijo el rey:
¿Pues qué sino eso fue lo que parió la reina?
Y volvió a hablar el pájaro:
-A los tres muchachos que tienes delante.
La muchacha, que oyó esto, le dijo al pájaro:
-¿Es que la guardesa no era nuestra madre?

Y el pájaro contestó:

 Vuestra madre verdadera es la mujer que está en una jaula,
que es la reina; y las hermanas de la reina, por envidia de verla
mejor casada que ellas, os cambiaron a cada uno por una cría 
de perro, una de gato y un pedazo de corcho y a vosotros 
os arrojaron al río en un cestillo.
Entonces el rey se levantó, y con él sus consejeros,
llenos de asombro por lo que acababan de saber, y el rey abrazó a los
hermanos con gran alegría de saber que sus tres hijos vivían y mandó 
a sus consejeros a palacio inmediatamente para que descolgaran a la reina y le anunciaran que volvía con sus hijos, por lo que esperaba su perdón.
Y por las mismas, encargó que prendieran a las hermanas y las
encerraran en la misma jaula donde la reina había estado. 
Y dicho esto, abrazó de nuevo a sus hijos con lágrimas en los
ojos y volvieron todos a palacio, donde fueron felices como
la vieja les había predicho.

Saturday, March 5, 2016

Vive hoy


Imagen de http://decentscraps.blogspot.com/

La verdadera ciencia de la vida consiste en aprovechar 
al máximo el día presente, "el día de hoy", 
olvidando el pasado y dejando en paz el futuro.

Hay personas que cargan sobre sus débiles hombros
 tres sacos a la vez: un saco pequeño, fácil de llevar:
 es el saco de penas, trabajos y alegrías de un solo día, el día de hoy.

Un segundo saco pesado, abrumador, el del pasado:
 son esas gentes que vuelven y vuelven a recordar las penas pasadas,
 los fracasos que tuvieron, las heridas que sufrieron. 
Se empeñan en rascar las heridas y así siempre están 
sangrando y nunca se curan.

Y todavía se empeñan en llevar un tercer saco muy pesado,
 el del futuro. Son los que miran al mañana con miedo,
 esperando siempre lo peor.

Llevar hoy la carga de mañana, unida a la de ayer, hace vacilar
 y tambalearse al más fuerte, pero nadie nos manda a vivir así.
 Nadie nos manda a llevar al mismo tiempo los tres sacos. 
Dios hizo las cosas más sencillas : Bástele a cada día su afán.
 el día para trabajar, luchar y esforzarnos y la noche para dormir,
 descansar y olvidar.

Así, en realidad la vida consta de un solo día. 
Cada noche podríamos decir que nos morimos por unas horas
 cuando dormimos, para nacer nuevamente al despertar 
por la mañana. ¿Por qué no vivir un solo día por vez?

El pasado ya pasó, no volverá; déjalo en paz. Si puedo sacar 
de mi pasado alguna buena lección, está bien, la saco, 
pero si no, lo dejo, lo olvido. Nada gano recordando
 mis problemas y amarguras de ayer.

El futuro aún no llega, no sé si llegará, ¿para qué me preocupo?

Lo único que tengo, lo único de lo que soy dueño, 
es de este día de hoy, por tanto, lo voy a vivir y
 disfrutar como si fuera el único día que voy a tener.
 Un día es una vida entera en miniatura. Mira a este día porque es la vida,
 la mismísima vida de la vida.
 En su breve curso están todas las verdades y 
realidades de tu existencia: la bendición del desarrollo,
 la gloria de la acción, el esplendor de las realizaciones.

El ayer es sólo un sueño y el mañana solo una visión, 
pero el hoy bien vivido, hace de todo ayer un sueñ
de felicidad y de cada mañana una visión de esperanza. 
Mira pues bien a este día. Ante una ardua tarea solemos pensar
 en toda la vida. ¿Por qué no conformarnos
 con llevar nuestra carga de un día?

Todo el mundo puede soportar su carga, por pesada
 que sea, hasta la noche; todo el mundo puede 
realizar su trabajo, por duro que sea,
 durante un día. Todos pueden vivir, pacientemente,
 de modo amable y sano hasta que el sol se ponga
 y esto es realmente lo que la vida significa.


Tengo un día de vida y nada más.

 Con él puedo hacer maravillas o destruirlo.
 Lo que no puedo es vivir una semana, un mes,
 un año a la vez. Sólo puedo vivir el hoy.
 No corras por la vida tan rápido que olvides, 
no solamente dónde has estado, sino hacia dónde vas.



Monday, February 29, 2016

Revolución del alma


Nadie es dueño de su felicidad, por eso no entregues tu alegría,
 tu paz, tu vida en las manos de nadie, absolutamente nadie.

Somos libres, no pertenecemos a nadie, y no podemos querer ser
 dueños de los deseos, de la voluntad o de los sueños de quien quiera que sea.

La razón de tu vida eres tú mismo.

Tu paz interior es tu meta en la vida.

Cuando sientas un vacío en el alma, cuando acredites que aún te está faltando algo,

Aún teniéndolo todo, guarda tus pensamientos para tus deseos
 más íntimos y busca la divinidad que existe en ti.

¡Deja de situar tu felicidad cada día más distante de ti!

No coloques el objetivo demasiado lejos de tus manos, 
abraza a los que están a tu alcance hoy.

Si andas preocupado por problemas financieros, 
amorosos o de relaciones familiares, etc.


Busca en tu interior la respuesta para calmarte, 
tú eres el reflejo de lo que piensas diariamente.

¡Deja de pensar mal de ti mismo y sé tu mejor amigo siempre!

Sonreír significa aprobar, aceptar, facilitar.

¡Entonces, habrá una sonrisa para aprobar el mundo que quiere ofrecerte lo mejor!

Con una sonrisa en el rostro las personas tendrán las mejores impresiones de ti.

Y tú estarás afirmando para ti mismo, que estás “próximo” para ser feliz…

Trabaja, trabaja mucho a tu favor.

Deja de espera la felicidad sin esfuerzos.

Deja de exigir de las personas aquello que ni para ti has conquistado aún.

Criticar menos, trabajar más.

Y, no te olvides nunca de agradecer.

Agradece todo lo que está en tu vida en cada momento, inclusive el dolor.

Nuestra comprensión del universo, aún es muy pequeña para juzgar lo que quiere que sea en nuestra vida.

La grandeza no consiste en recibir honores, más en merecerlos.

ARISTÓTELES


Saturday, February 27, 2016

Disfruta tu cafe

Un grupo de profesionales, todos triunfadores en sus respectivas carreras, 
se reunió para visitar a su antiguo profesor.
 Pronto la charla devino en quejas acerca del interminable
 'stress' que les producía el trabajo y la vida en general.

El profesor les ofreció café, fue a la cocina y 
pronto regresó con una cafetera grande y 
una selección de tazas diferentes: de porcelana, plástico, 
vidrio, cristal -unas sencillas y baratas, otras decoradas,
 unas caras, otras realmente exquisitas.

Tranquilamente les dijo que escogieran una taza
 y se sirvieran un poco del café recién preparado.

Cuando lo hubieron hecho, el viejo maestro con mucha calma
 y paciencia se dirigió al grupo: 'Se habrán dado cuenta de que todas
 las tazas que lucían bonitas se terminaron primero y 
quedaron las más sencillas y baratas; lo que es natural, 
ya que cada quien prefiere lo mejor para sí mismo.

Ésa es realmente la causa de muchos de sus problemas relativos al 'stress.'
'Les aseguro que la taza no le añadió calidad al café.

En verdad la taza solamente disfraza o reviste lo que bebemos.
Lo que ustedes querían era el café, no la taza,
 pero instintivamente buscaron las mejores.

Ahora piensen en esto:

La vida es el café.

Los trabajos, el dinero, la posición social, etc. 
son meras tazas, que le dan forma y soporte a la vida y
 el tipo de taza que tengamos no define ni cambia
 realmente la calidad de vida que llevemos.

A menudo, por concentrarnos sólo en la taza, 
dejamos de disfrutar el café.

Disfruten su café!

La gente más feliz no es la que tiene lo mejor de todo, 
sino la que hace lo mejor con lo que tiene; así pues, recuérdenlo

Disfruta cada instante de su vida

Sunday, February 21, 2016

Algún Día

imagen de http://decentscraps.blogspot.com/

Algún día es hoy, leía una cartelera al lado del camino.

Con Letras grandes blancas; 

No  podía determinar si era un anuncio de alguna marca. Aunque

había otras letras pequeñas en la parte inferior

eran ilegibles desde  la distancia

Lo que si era un hecho es que llamaba tu atención,

 era inevitable no verlo.


Es en ese momento que mi mente emprende la travesía

y me lleva

de la mano, a mi conciencia, a mi interior. 


Se opaca toda imagen material y te quedas recorriendo 

momentos, épocas. Regresas sin planearlo, al ayer, hacia atrás,

 y miras lo viejo, lo feo, lo bonito...


No entorpeces el momento, porque no te antoja  interrumpir. 

te dejas guiar y te pierdes en ayer y ese algún día 

con que alguna vez te encaprichaste.

Quieres recorrer y recordar sin saber para que. 

Algún día,  eso me decía cada vez 

que deseaba algo y se me metía en la cabeza. 

Algún día quiero… algún día alguien… Algún día.....

Y algún día, hoy por ejemplo, te detienes en el tiempo .

Algún día como hoy te das cuenta que todos 

los días son ese "algún día." Que no importa que deseaste 

para algún día no es necesario esperar.  

La vida se va escurriendo como

instantes, momentos, pedacitos.

Pero no me doy cuenta, estoy enajenada, 

centrada en mi codicia.

Entonces…"hoy" despiertas y  entiendes que:



Algún día:


Se cae la venda y Te das cuenta que todos esos 
Algún día quiero… algún día tendré… algún día alguien… Algún dia seré…
Se van borrando, no te importan, y dejando de ser lo que quizas 
Por muchos  años fueron tu norte

Te das cuenta que al mirar atrás esa persona 
la has ido dejando, se esta transformando

Te das cuenta que algún día es solo un espejismo 
que cada instante es parte del algún día.
pero muchas veces no lo vi y lo deje pasar

Te das cuenta que aun no importa si lo que tienes 
 es o no lo que deseaste sino lo que lograste conseguir


 y Te das cuenta que lo mas importante en ese marco de los caprichos,
no es lo que dejaste de conseguir, 
sino ponderar con conciencia que algún día cada  
cosa cae en su lugar y ya no quieres tener solo quieres ser.

©мєяуєм/єм∂ρєη



"Algún día en cualquier parte, 
en cualquier lugar indefectiblemente
 te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, 
puede ser la más feliz o
la más amarga de tus horas"
 Pablo Neruda



Thursday, February 18, 2016

El alfiletero de la Anjana



En Cantabria hay unas brujas llamadas anjanas, que poseen grandes
poderes y que premian a los buenos y castigan a los malos
Y también hay una especie de brujos que sólo piensan en hacer
daño a la gente y se llaman ojáncanos, porque tienen un solo ojo 
en medio de la frente. Los ojáncanos viven en cuevas y son enemigos
de siempre de las anjanas.

Un día, una anjana perdió un alfiletero que tenía
cuatro alfileres con un brillante cada uno y
tres agujas de plata con el ojo de oro.

Una pobre que andaba pidiendo limosna de pueblo en pueblo 
lo encontró, pero la alegría le duró poco porque en seguida pensó que,
si intentaba venderlo, todos pensarían que lo había robado. Así que,
no sabiendo qué hacer con él, resolvió guardarlo. Esta pobre vivía con 
un hijo que la ayudaba a buscarse el sustento, pero un día su hijo 
fue al monte y no volvió, porque lo había cogido un ojáncano.

Desconsolada al ver que pasaban los días y que su hijo no volvía,
la pobre siguió pidiendo limosna y guardaba el alfiletero en el bolsillo. 
Pero no sabía que al hijo le había cogido el ojáncano y lo creyó perdido
y muerto y lo lloró amargamente, pues era su único hijo.
Un día que andaba pidiendo, pasó ante una vieja que cosía.
Justo al pasar la pobre, a la vieja se le rompió la aguja y le dijo a la pobre:

¿No tendrá usted una aguja por casualidad?

La pobre lo pensó durante unos momentos y al fin le contestó:
Sí que tengo, que acabo de encontrar un alfiletero que tiene tres, 
así que tome usted una y se la dio a la vieja.

Siguió la pobre su camino y pasó delante de una muchacha
 muy guapa que estaba cosiendo y le sucedió lo mismo
 y le dio la segunda aguja del alfiletero.


Y más tarde pasó junto a una niña que estaba cosiendo 
y ocurrió lo mismo y la pobre le dio la tercera aguja.
Entonces ya sólo le quedaban los alfileres del alfiletero, pero sucedió
que un poco más adelante se encontró con una mujer joven que se
había clavado una espina en el pie y la mujer le preguntó si no tendría
un alfiler para ayudarla a sacarse la espina y, claro, la pobre le dio uno 
de sus alfileres. Y todavía volvió a encontrarse con otra muchacha que
lloraba con desconsuelo porque se le había roto la falda de su vestido,
con lo que la pobre empleó sus tres últimos alfileres en recomponer 
la falda y con esto se quedó con el alfiletero vacío.

Al final, su camino la llevó al río, pero no tenía puente por donde 
atravesarlo, de manera que empezó a caminar por la orilla con la esperanza 
de encontrar un vado, cuando en éstas oyó al alfiletero que le decía:

Apriétame a la orilla del río.

La pobre hizo lo que el alfiletero le decía y de repente apareció 
un sólido madero cruzando el río de lado a lado y la pobre pasó sobre
él y alcanzó la otra orilla. Entonces el alfiletero le dijo:
Cada vez que desees algo o necesites ayuda, apriétame.

La pobre siguió su camino, pero tuvo la mala suerte de no encontrar casa
alguna donde poder llamar y empezó a sentir hambre. Entonces se acordó
del alfiletero y se dijo: ¿Y si el alfiletero me diese algo de comer?

Apretó el alfiletero y en sus manos apareció un pan recién horneado, 
por lo que, muy contenta, se lo comió mientras proseguía su camino.
Luego, al poco tiempo, alcanzó a ver una casa a la que se dirigió sin
demora para pedir limosna, pero en la casa sólo había una mujer que
estaba llorando la pérdida de su hija porque se
la había arrebatado un ojáncano.

Compadecida, la pobre le dijo que ella misma iría al bosque
a ver si podía encontrar a su hija.
En seguida se acordó del alfiletero y, no sabiendo por
dónde empezar a buscar, lo apretó fuertemente y apareció
una corza con un lucero en la frente. La corza echó a andar 
y la pobre se fue tras ella hasta que el animal se detuvo ante
una gran piedra y allí se quedó esperando.



Desconcertada, la pobre volvió a apretar el alfiletero y
apareció un martillo. Cogió el martillo y golpeó la piedra con todas sus 
fuerzas y ésta se rompió en pedazos y apareció la cueva del ojáncano. 
Entonces se adentró en ella acompañada de la corza y, aunque la 
cueva estaba en la más completa oscuridad, el lucero en la frente

de la corza les iluminaba el camino.

Y recorrieron la cueva por todos sus rincones hasta que en uno de 
ellos la pobre vio a un muchacho dormido y reconoció que era su hijo,
al que el ojáncano había robado hacía tiempo, y le despertó y se abrazaron
con inmensa alegría los dos y, en seguida, se apresuraron a salir de la
cueva con la ayuda de la corza.

Volvieron a la casa de la mujer que lloraba la pérdida de su hija,
pero entonces la pobre vio que ya no lloraba y reconoció por
su porte que era una anjana.

Y la anjana le dijo:

Ésta es tu casa desde ahora. No dejes volver más al bosque 
a tu hijo sin cuidado. Y ahora aprieta por última vez el alfiletero.

La pobre lo apretó y aparecieron cincuenta ovejas, cincuenta cabras 
y seis vacas. Y así que terminaron de contarlas vieron que la corza,
la anjana y el alfiletero habían desaparecido. 
Autor Anónimo








Sunday, February 14, 2016

Frases de Amor ❤ 2º







\Un amigo es uno que lo sabe todo de ti y a pesar de ello te quiere.
Elbert Hubbard (1856-1915)
 Ensayista estadounidense.

Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal.
Madre Teresa de Calcuta (1910-1997)
 Misionera de origen albanés naturalizada india 

 La amistad es más difícil y más rara que el amor. 
Por eso, hay que salvarla como sea. 
Alberto Moravia (1907-1990) Alberto Pincherle. Escritor italiano. 

 Un hermano puede no ser un amigo, pero un
 amigo será siempre un hermano.
 Demetrio de Falero (350 AC-280 AC) Orador, filósofo y gobernante ateniense.

 En un beso, sabrás todo lo que he callado.
 Pablo Neruda (1904-1973) Poeta chileno.


Parábola del amor ❤

http://gifsanimados.de/

"Te moldearé", le dijo el hacha al pedazo de hierro
 mientras descendía con toda su fuerza sobre uno de sus costados.

Pero a cada golpe que le daba iba perdiendo su filo,
 hasta que después de un rato aquella herramienta
 no pudo más, había quedado completamente obtusa.

"Déjenmelo a mí", repuso el serrucho mientras
clavaba sus dientes en el pedazo de hierro,
 los cuales fueron desapareciendo uno por uno.

"Yo me encargaré de moldearlo", profirió con arrogancia el martillo,
 mientras se burlaba de sus compañeros que habían fracasado.
 Pero después de varios golpes se le quebró
el mango y se le desprendió la cabeza.

¿Me permiten probar?, inquirió humildemente una pequeña llama.

Los tres se rieron a carcajadas, pero se lo permitieron
 porque estaban convencidos de que también iba a fracasar.
Sin embargo, aquella pequeña llama cubrió el pedazo de hierro;
 no se desprendió de él, lo abrazó y lo abrazó hasta
volverlo blando y darle la figura que quería.

Aquella pequeña llama logró lo que las otras tres poderosas
 herramientas no pudieron alcanzar. Así es el amor.

Hay en el mundo corazones tan duros que pueden
resistir los hachazos de la ira, los dientes del encono
 y los golpes de orgullo y del rechazo, pero por más severo
 que sea el corazón de la persona, no podrá resistir los embates
del amor; porque el amor es la fuerza más poderosa de este mundo.
Anónimo



Thursday, February 11, 2016

El arte de amar

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Muchas veces sucede que te enamoras
 Otras son solo mentiras piadosas
 A veces.. pecadoras..

Creemos que la vida es complicada 
Cuando somos nosotros los complicados
 Creemos lo imposible ante lo difícil..
 El no ante la esperanzas de volver sentir..

Algunos creen que es fácil sobrevivir a un mar de gritos y llantos.. 
Ha rabia que mata recuerdos y
 sentimientos de aquel que dio y debiste amor..

El arte de amar es mas simple de lo que se piensa.. 
Uno imagina excusas y 
crea mentiras verdaderas en una sola cabeza..

Por que amamos al que nos odia? al que nos ignora?
 Por que creamos tantas ilusiones? Por que terminamos
 algo tan bello? Por que le echamos la culpa a la vida?

Por que amar nos hace objetos? 
Por que si lo ignoras te ama mas? 
Y si no menos? Por que tantos líos
 de palabras para decir un solo sentimiento?

Amor.. Te describí de la forma mas dolorosa
 La pena absoluta Cuando la penitencia era mía.. 
La culpa fue mía..

El arte de amar Es simple para los que ya aman
 Es simple para el que nunca lo hizo.. 
Amar y ser amado.. Es el dilema de toda persona.. poeta.

By: Poetiza Pame Silveira


Monday, February 1, 2016

Hijo del Planeta:Madre Teresa de Calcuta


Cuando te encuentres sereno y contento 
En cualquier lugar del mundo 
Cuando todo lugar sea tu país 
Cuando no teniendo nada 
Sientas que lo tienes todo 
Cuando en la opulencia luzcas humilde
Cuando puedas devolver el mal por bien 
Sin importar a quien 
Y veas a tu hermano en cada ser
Cuando apliques que amar 
Es solo dar y dar 
Sin importar más nada que tan solo dar 
Cuando indiferente avances 
Entre aquellos que te insulten
Y en el silencio les envíes tu perdón 
Cuando nadie pueda herirte 
Ni por nada has de afligirte 
Cuando a quien te odie tu le des amor 
Cuando ejerzas la inocencia con conciencia  
Cuando busques el saber 
Así como buscas el pan 
Cuando ames todo sin pasión ni posesión 
Cuando la realidad se imponga al fin a la ilusión 
Cuando sepas aliviar 
Las penas de aquellos que sufren  
Y tus labios digan solo la verdad 
Cuando hagas del deber un placer 
Y el placer no sea más para ti un deber 
Cuando vivas el presente como lo único urgente 
Cuando la Bondad sea tu voluntad 
Cuando el egoísmo ceda al altruismo 
Cuando la impureza, ceda a la pureza y la virtud, 
Entonces serás un hombre, serás una mujer, 
Serás un ser que alcanzó la humanidad 
Serás un hijo del planeta 
Serás un ser que alcanzó la humanidad.
Madre Teresa de Calcuta