Saturday, May 2, 2015

Confianza 2º +Cuentos


ƇƲЄƝƬƠ 1º

Un insurrecto había sido condenado a morir en la horca.
El hombre tenía a su madre viviendo en una lejana
localidad y no quería dejar de despedirse de ella por este motivo.

Hizo al rey la petición de que le permitiese partir unos días
para visitar a su madre. El monarca sólo puso una condición, 
que un rehén ocupase su lugar mientras permanecía ausente y que, 
en el supuesto de que no regresase, fuera ejecutado por él. 

El insurrecto recurrió a su mejor amigo y le pidió que ocupase su puesto.

El rey dio un plazo de siete días para que el rehén fuera ejecutado 
si en ese tiempo no regresaba el condenado.Pasaron los días.
El sexto día se levantó el patíbulo y se anunció la ejecución del rehén 
para la mañana del día siguiente.El rey preguntó por su estado
 de ánimo a los carceleros,y éstos respondieron:
¡Oh, majestad! Está verdaderamente tranquilo.
Ni por un momento ha dudado de que su amigo volverá.

El rey sonrió con escepticismo.Llegó la noche del sexto día. 
La tranquilidad y la confianza del rehén resultaban asombrosas. De madrugada, 
el monarca indagó sobre el rehén y el jefe de la prisión dijo:
Ha cenado opíparamente, ha cantado y está extraordinariamente sereno.

No duda de que su amigo volverá.¡Pobre infeliz! exclamó el monarca.

Llegó la hora prevista para la ejecución.Había comenzado a amanecer.
El rehén fue conducido hasta el patíbulo. 
Estaba relajado y sonriente.El monarca se extrañó al comprobar
 la firmeza anímica del rehén. 
El verdugo le colocó la cuerda al cuello, pero él seguía sonriente y 
sereno. Justo cuando el rey iba a dar la orden para la ejecución,
se escucharon los cascos de un caballo.
 El insurrecto había regresado justo a tiempo.
 El rey, emocionado, concedió la libertad a ambos hombres.

Maestro: deposita en tu capacidad de libertad interior
la confianza del rehén y el camino te conducirá a la meta más alta.
autor desconocido

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ƇƲЄƝƬƠ ƻº

Tras ganar varios concursos de arquería, un arrogante y 
joven campeón retó a un reconocido maestro zen 
en el arte del arco.
Con su primer disparo el joven dio en pleno centro de la diana; 
su siguiente flecha partió en dos la primera.
¡A ver si eres capaz de igualar eso! le dijo al maestro.
Inalterable, el anciano en lugar de sacar sus flechas invitó 
al joven a que le siguiera hacia lo alto de una montaña. 
Pararon al llegar a lo alto de un profundo abismo 
atravesado por un frágil y tembloroso tronco.
El maestro caminó tranquilamente hasta el centro del tronco, 
eligió a lo lejos un árbol como blanco y disparó un tiro limpio y certero.
Ahora es tu turno, joven campeón dijo el anciano mientras saltaba 
serenamente a tierra firme.Ante el pavoroso precipicio, 
el joven fue incapaz siquiera de dar un paso sobre el tronco 
menos aun lanzar una flecha.

Eres muy hábil con el arco expresó con amabilidad el maestro 
pero tu mente es débil y hace a tus flechas siervas de tus temores.

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