Atados los dos por las patas, emprendieron primero marcha por tierra para comer trigo y luego se acercaron a la orilla del pantano, dónde la rana, sin dudarlo ni un segundo, dio un gran salto arrastrando hasta el fondo al pobre ratón, y se puso a retozar felizmente en el agua sin pensar en la suerte de su amigo. Mientras reía alegremente, el desdichado ratón, hinchado de agua, se ahogó, quedando a flote atado a la pata de la rana. Un milano (ave rapaz) que pasaba por ahí vio al ratón flotando y, de inmediato, lo agarró con sus garras arrastrando con él, para su sorpresa, a la rana encadenada, quién también sirvió de cena al milano.
Cómo le sucede a la rana de esta fábula, ten siempre presente que toda Acción que se hace con intenciones de Maldad puede terminar en contra del mismo que la comete.
La Crueldad y las Burlas hacia otras personas al final se terminan pagando muy caras.
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