Friday, September 27, 2024

El mendigo y su perra

En una tierra lejana, un hombre tenía un pequeño perro al que descuidaba constantemente. Lo dejaba solo y sin comida mientras él se iba a trabajar, hasta que un día tomó la decisión de abandonarlo en un basurero en la calle. El perrito se quedó en ese lugar, mirando a su dueño con ojos tristes, hasta que dobló la esquina y desapareció. Sin embargo, en ese preciso momento pasaba por allí un mendigo que lo vio tirado en el suelo. Sin dudarlo, lo recogió en sus brazos y le dio muchas caricias. El perrito movía la cola emocionado y el mendigo quedó encantado con él.

Desde aquel momento, el mendigo asumió la responsabilidad de cuidar y resguardar al perrito, compartiendo con él la comida que encontraba en las calles. El perrito se había acostumbrado al mendigo y se había convertido en su leal compañero. El vivía en un rincón junto a su amado perrito. Así transcurrió el tiempo hasta que el perrito creció y se convirtió en un adulto, fortaleciendo aún más el vínculo inquebrantable que habían creado.

Caminaban por las calles en busca de comida desechada en la basura, ya era parte de su rutina diaria, siempre acompañado de su fiel perro. Un día, desafortunadamente, el mendigo comenzó a padecer una extraña enfermedad que le provocaba mareos. Las personas pasaban a su lado ignorándolo, sin embargo, su perro no dejaba de ladrar hasta que los mareos desaparecían. En sus ojos, el perro reflejaba una profunda tristeza.

Una tarde soleada se encontraba en medio de la calle y los rayos del sol ardían con intensidad, el mendigo no pudo soportarlo más y cayó al suelo, en ese momento el perro comenzó a ladrar y ladrar mientras las personas pasaban por allí y seguían su camino, después de un rato de ladrar notó que su amo no despertaba. En ese momento salió huyendo en sus cuatro patas y se dirigió a la parte central del pueblo donde había una comisaría, el perro ladraba y ladraba y los policías no entendían nada, pero después de sus repetitivos ladridos les dio curiosidad y decidieron seguir al perro.

Al llegar, descubrieron que el perro los había guiado hacia el mendigo. Inmediatamente contactaron a un hospital cercano y solicitaron una ambulancia para trasladar al mendigo. Durante el trayecto, los médicos notaron que aún estaba con vida y quería decir algo. Después de intentarlo varias veces, justo antes de exhalar su último aliento, expresó: "Cuiden de mi perro y bríndenle el mejor amor del mundo, esos pequeños de cuatro patas son sin duda mejores que muchas personas". Con estas palabras, el mendigo exhaló su último aliento y falleció.

Autor: Emmanuel Emilio Montero 

No comments:

Post a Comment