Thursday, May 24, 2018

El Pirata Cofresí por Cayetano Coll y Toste

Monumento al pirata Roberto Cofresí 
en Cabo Rojo, Puerto Rico 

La goleta "Ana," navegando de bolina y orza este, cuarta al nordeste, dobló punta Borinquen e hizo frente a las embravecidas ondas del mar del Norte, dejando las tranquilas aguas del noroeste de la ensenada de Aguadilla.

"Aferra el trinquete y afloja foque y mayor", gritó Cofresí al segundo de a bordo; y echémonos mar afuera a ver si tenemos hoy buena fortuna a barlovento.

Las órdenes del pirata se cumplieron estrictas y la ligera nave empezó a navegar velozmente con todo su aparejo a vela llena. Las ondas se rompían impetuosas en su proa y azotaban con sus espumas blanquizcas la cubierta del barco. Las cuadernas de la goleta crujían de vez en cuando. Detrás iba quedando una estela de lechoso espumajo hirviente.

El horizonte estaba límpido, el cielo azul, y el brisote frescachón que soplaba del este estaba fijo. La isla se iba perdiendo de vista. De cuando en cuando una gaviota pasaba graznando sobre la embarcación: parecía un pañuelo blanco arrojado en el espacio.

"Pilichi", dijo Cofresí al grumete, con soberbio ademán, "vé a mi camarote y tráeme el anteojo. Me parece divisar algo en lontananza".

Y el arrogante marino ponía la mano horizontal sobre las cejas, como una visera, para enfocar bien su mirada de águila y escudriñar las lejanías del mar. Recibido el catalejo lo tendió diestramente y, cierto de lo que presumía, por sus ojos fulguró un relámpago, y gritó al contramaestre con voz llena de fanfarria.

"Hazte cargo del timón, Galache, que tenemos enemigos a la vista".

Era un brick danés que conducía mercaderías de Nueva York a San Thomas. Para tal época esa isla, con su puerto franco, era un depósito de grandes aprovisionamientos de telas, ferretería y artículos de lujo traídos de Europa y Norte América para surtir las Antillas y Venezuela. Cada vez se distinguía más claro el confiado buque mercante. Cofresí pasó al entrepuente de proa e hizo en su presencia cargar el pedrero de bronce con un saquillo de pólvora y abundante metralla. Después se cercioró que estaba fuerte el montaje de la cureña y firmes las gualderas. Entonces marchó a popa donde reunió su gente, llamando a cada uno por su nombre, y les dio sus instrucciones. Revisó severamente machetes y cuchillos. Hizo traer más armas blancas y ordenó ponerlas en un sitio especial en el combés cerca del palo del trinquete. Y tranquilamente se puso a amolar, con sumo cuidado, su hacha de abordaje.

La gente del bergantín, al divisar la goleta, izó la bandera danesa en señal de saludo. La velera "Ana" izó bandera de muerte, es decir, la bandera negra de los piratas. El brick ya no podía huir y afrontó el peligro. La goleta era muy andadora y se habla apropiado directamente al enemigo. El bergantín estaba abarrotado en su carga. Su tripulación comprendió que tenía que habérselas con un barco pirata. Pronto la borda del brick fue ocupada por diez rifleros alineados que hicieron fuego de fusilaría. Eran malos tiradores. Las balas atravesaron el velamen de la "Ana" y algunas se incrustaron en la obra muerta del casco. Entonces las armas de fuego no eran de repetición; de modo que mientras las cargaban de nuevo los tiradores del bergantín, la goleta se puso a doscientos pies de distancia y le lanzó una descarga de metralla con el pedrero de proa. El ruido del cañón impresionó a los marineros del brick y antes que pudieran disparar por segunda vez sus rifles, ya la "Ana" estaba al abordaje, ceñida al buque contrario por estribor.

Cofresí, hacha en mano, seguido de los suyos, saltó ágil y célere al buque abordado y atacó cuerpo a cuerpo a los defensores del brick. Estos no estaban preparados para un combate al arma blanca. Sonaron tres o cuatro tiros y quedó despejado el entrepuente. Los marineros del bergantín se refugiaron en las bodegas. Rápidamente se adueñó Cofresí del buque dando muerte al timonel y a algunos marinos que quedaron sobre cubierta. Después cerraron las escotillas y quedó preso bajo cubierta el resto de la tripulación del brick. El capitán danés estaba junto al palo de mesana, en un charco de sangre, con la cabeza abierta de un hachazo. Los cadáveres fueron arrojados al mar y empezó el alijo de la sobrecubierta. En seguida se saquearon las bodegas con suma precaución y se trincaron bien los presos que iban apareciendo. Luego de saqueado el bergantín se le dio barreno, y se desatracó el pirata para verlo hundirse. El brick dio una cabezada primero y se inclinó de proa; después se fue sumergiendo poco a poco hasta que de repente desapareció bajo las aguas.

La "Ana" hizo entonces rumbo hacia la Isla, que se divisaba a sotavento, y maniobró en demanda de punta San Francisco para ocultarse en Cabo Rojo.

El comercio de San Thomas estaba aterrado con las depredaciones de Cofresí. Por fin el gobierno de Washington intervino y dio orden al Almirantazgo de castigar al pirata puertorriqueño. Pronto llegó a conocimiento de Cofresí que un barco de guerra norteamericano había venido a ayudar a las autoridades de la Isla para capturarlo o destruirlo. Entonces abandonó sus correrías por aguas del Atlántico y se pasó al mar Caribe.

Estando la "Ana" fondeada en el puerto de Bocas del Infierno divisó en lontananza una vela, y Cofresí con su velera nao salió prontamente a apresarla. Pero esta vez fue por lana y le zurraron la badana. Tan pronto estuvo a tiro de cañón recibió un balazo en el bauprésque le hizo comprender que se las había con un barco de guerra. No obstante, se le fue encima valentísimo y le hizo fuego de fusilería y cañón siendo recibido de igual modo. Viendo la superioridad del contrario viró de redondo y a todo trapo emprendió la huida. La goleta, descalabrada, izó la escandalosa sobre los cangrejos para escapar mejor, utilizando el viento de popa que le soplaba. Cofresí se puso al timón porque la "Ana" era una nave de buen gobierno y muy veloz, y dirigió la goleta paralelamente a la costa, bojeando el sur y burlándose de sus perseguidores hasta que la embarrancó en un bancal diestramente. Echados un bote y una chalana al agua ganaron los piratas la playa, librándose del buque de guerra que no pudo alcanzarlos, ni maniobrar con sus botes por aquellos sitios inabordables.

Ya en tierra dividió Cofresí su gente en dos grupos, dándoles por punto de reunión la playa de Cabo Rojo. Antes enterraron lo que pudieron salvar de la "Ana." Cada grupo bien armado emprendió la fuga por distinta vía.

Como las Milicias Disciplinadas estaban patrullando por aquella costa, pronto los dos grupos tuvieron que batirse y abrirse campo a sangre y fuego, volviendo a subdividirse, fatigados y jadeantes, hasta que acosados por la caballería tuvieron que rendirse a sus perseguidores. El jefe pirata fue cogido después de reñida refriega, todo cubierto de heridas.

Roberto Cofresí y Ramírez de Arellano, natural y vecino de Cabo Rojo, era un joven altivo, de veintiséis años de edad, robusto, valiente, audaz y de bravo aspecto. Unido a quince compañeros de la piel del diablo, eran el terror de estos mares antillanos con sus piraterías.

Para satisfacer a la vindicta pública y asegurar el reposo y tranquilidad de estas islas, fueron pasados por las armas en la mañana del 29 de marzo de 1825. Un gentío inmenso presenció el horroroso espectáculo en el Campo del Morro. Un destacamento del Regimiento de Infantería de Granada formó el cuadro para conservar el orden. Una descarga cerrada de un piquete de tiradores, a una señal sigilosa convenida, hizo que once de aquellos desgraciados pasaran a la eternidad. Los otros habían muerto en los combates sostenidos con las Milicias.

Satisfecha la curiosidad y llena de pavor dispersóse la muchedumbre conmovida. Las tropas volvieron a sus cuarteles a redoble de tambor. Y los cadáveres mutilados por la justicia humana quedaron expuestos al público por veinticuatro horas para escarmiento de malhechores.

Los hermanos de la Caridad, que no comulgan con el odio social, previo permiso del Gobierno, dieron sepultura a aquellos cadáveres en el cementerio de Santa María de la Magdalena.

Así terminaron el valiente Cofresí y sus intrépidos compañeros de correrías piráticas.

El Pirata Cofresí por Cayetano Coll y Toste

Thursday, May 10, 2018

Feliz Día de las Madres

 



Nunca te agradecí lo suficiente por escucharme



*Nunca te agradecí lo suficiente por protegerme de las cosas que no debí haber hecho.

*Nunca te agradecí lo suficiente por guiarme en la dirección correcta.

*Nunca te agradecí lo suficiente por aguantar mis cambios de humor y arrogancia.

*Nunca te agradecí lo suficiente por estar para mi sin dudarlo.

*Nunca te dije lo suficiente cuánto te quiero.

*Significas el mundo para mi, pero no te lo digo lo suficiente.

*No importa lo que ocurra, siempre te amaré mamá, no importa lo que discutamos, o cuanto te enojes conmigo, te amaré hasta el día en que muera.


Desconocido



LAGRIMAS DE MUJER

"¿Por que lloras mamá?" le preguntó un niñito a su madre.
"Porque soy mujer" le contestó la mujer.
"Pero, yo no entiendo", dijo el niño.
Su madre se inclinó hacia él y abrazándolo le dijo,
 "Y nunca lo entenderás".

Más tarde el niñito le preguntó a su padre: "
¿Por qué mamá llora a veces sin ninguna razón?".
"Todas las mujeres lloran siempre sin ninguna razón".
 Era todo lo que el padre le podía contestar.

El pequeño niño creció y se convirtió en todo un hombre,
 preguntándose todavía por qué era que las mujeres lloraban.


Un día el niño convertido en hombre se arrodilló y le preguntó a Dios.
"Dios,  ¿Por qué lloran tan fácilmente las mujeres?"

Y Dios le dijo :

 Cuando hice a la mujer tenía que ser algo especial.
 Hice sus hombros suficientemente fuertes como para cargar el peso 
del mundo entero, pero a la misma vez lo suficientemente 
suave para confortar a quien lo necesite.

 Le di una inmensa fuerza interior para que pudiera soportar el dolor
 de dar a luz y hasta el rechazo que muchas veces proviene de sus propios hijos.

 Le di una dureza que le permite seguir adelante
 y cuidar a su familia a pesar de las edades
 y la fatiga y sin quejarse aun cuando otros se rinden.

 Le di la sensibilidad para amar a un niño bajo cualquier circunstancia,
 aun cuando su niño la haya lastimado mucho. Esa misma sensibilidad que hace que cualquier tristeza, llanto o dolor del niño desaparezca y que le hace compartir las ansiedades y miedos de la adolescencia e incluso de la edad madura.

Le di la fuerza suficiente para que pudiera perdonar las faltas a su esposo y la moldeé de una de sus costillas para que ella pudiera cuidar de su corazón.

 Le di sabiduría para saber que un buen esposo nunca lastimaría a su esposa
 y a veces le pongo pruebas para medir su fuerza y su determinación para 
mantenerse a su lado a pesar de todo.

Le di lágrimas de las reales que brotan de ella exclusivamente cuando su ser necesita expresarse más allá de las palabras.

Esa es su única debilidad, lágrimas que piden perdón por los errores y la dureza del corazón de la humanidad".


Sunday, April 22, 2018

El hijo del planeta


Cuando te encuentres sereno y contento 
En cualquier lugar del mundo 
Cuando todo lugar sea tu país 
Cuando no teniendo nada 
Sientas que lo tienes todo 
Cuando en la opulencia luzcas humilde 
Cuando puedas devolver el mal por bien 
Sin importar a quien 
Y veas a tu hermano en cada ser 
Cuando apliques que amar 
Es solo dar y dar 
Sin importar más nada que tan solo dar 
Cuando indiferente avances 
Entre aquellos que te insulten 
Y en el silencio les envíes tu perdón 
Cuando nadie pueda herirte 
Ni por nada has de afligirte 
Cuando a quien te odie tu le des amor 
Cuando ejerzas la inocencia con conciencia  
Cuando busques el saber 
Así como buscas el pan 
Cuando ames todo sin pasión ni posesión 
Cuando la realidad se imponga al fin a la ilusión 
Cuando sepas aliviar 
Las penas de aquellos que sufren 
Y tus labios digan solo la verdad 
Cuando hagas del deber un placer 
Y el placer no sea más para ti un deber 
Cuando vivas el presente como lo único urgente 
Cuando la Bondad sea tu voluntad 
Cuando el egoísmo ceda al altruismo 
Cuando la impureza, ceda a la pureza y la virtud, 
Entonces serás un hombre, serás una mujer, 
Serás un ser que alcanzó la humanidad 
Serás un hijo del planeta 
Serás un ser que alcanzó la humanidad.

Madre Teresa de Calcuta

Thursday, February 15, 2018

Imágenes con reflexiones cortas



Maestro ¿que debo hacer para no quedarme molesto?
algunas personas hablan demasiado,
otras son demasiado ignorantes
algunas son indiferentes
siento odio por aquellas que son mentirosas
y sufro con aquellas que calumnian.

Pues vive como las flores advirtió el maestro.
¿y como es vivir como las flores? pregunto el discípulo.

Pon atención a esas flores,
continuo el maestro señalando unos lirios que 'crecían en el jardin;

Ellas nacen en la tierra, sin embargo son puras y perfumadas,
extraen del abono maloliente todo aquello que les es útil y saludable.
pero no permiten que lo agrio de la tierra manche manche la frescura
de sus pétalos.

Es justo angustiarse con las propias culpas, pero no es
sabio permitir que los vicios de los demas te incomoden.

Los defectos de ellos son de ellos y no tuyos. Y si 
no son tuyos no hay motivo para molestarse.

Ejercita pues la virtud de rechazar todo el mal que viene desde afuera
y perfuma la vida de los demas haciendo el bien. 

¡Esto es vivir como las flores!

Monday, January 8, 2018

La Leyenda de la lavanda



Cuenta la leyenda que la hermosa Hada Lavándula, cierto día mirando su libro de Paisajes, recorría los distintos lugares, los hermosos parajes, llenos de flores, de árboles frutales, con pastos muy verdes y tiernos, pero además... todos los animales del bosque! las ardillas, los conejos, los zorros, todo era hermoso, muy vistoso, colorido y sobre todo, seguramente lleno de aromas.

Pero que angustia, cuando llegó a la hoja de un paisaje de Francia!

Era La Provence!!

Qué árido, marrón y desolado se veía ese paisaje!

El hadita se puso tan triste que comenzó a llorar, y sus lágrimas caían sobre su libro de Paisajes, pero sus lágrimas de color violeta, estaban manchando toda la hoja, cada gotita de lágrima dejaba una manchita "violeta" muy oscuro, hasta que ese paisaje tan frío se convirtió en un hermoso campo con flores violetas.

La Leyenda dice que desde aquel remoto día, el paisaje de esa zona de Francia, La Provence, se cubrió de flores de Lavándula, en honor al nombre del hada de lágrimas color violeta.

Y desde entonces el hada Lavándula se convirtió en el Hada de la flor de la Lavanda.


Campo de Lavanda en Provence, Francia
Imagen de http://www.bhmpics.com



Wednesday, January 3, 2018

Cuento de la muralla de San Juan


Image:By Edgar Jimenez (Own work) [<a href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0">CC BY-SA 4.0</a>], 

La mañana del 10 de mayo
1898 unos tres mil ciudadanos contemplaban en silencio, 
desde la muralla norte de la ciudad de San Juan, a los seis buques de guerra norteamericanos que acababan de llegar en formación de ataque. Más arriba, en la ciudadela de El Morro, el gobernador de Puerto Rico y sus ayudantes militares, hechos los preparativos de la defensa, también esperaban en silencio. Tanto los civiles como los militares apoyaban los codos sobre las murallas centenarias. Nadie se movía, nadie hablaba. Todos observaban, desde lo alto de la espesa muralla, a los seis acorazados inmensos. Con algo de asombro, y mucho de terror, se preguntaban si se trataría de una mera bravuconada de la Armada Norteamericana o del preludio de un ataque verdadero.

En las cubiertas de los buques los marineros norteamericanos apenas se movían. La mayoría ocupaba sus puestos de combate al lado de los cañones. Otros estaban sentados en las bordas de sus naves sin hacer nada: contemplaban las murallas de la exótica ciudad como turistas silenciosos, balanceando las piernas sobre el agua verde.




En ese juego de ajedrez paralítico transcurrieron unas dos horas. La ciudad inmóvil, meditabunda; los buques de la flota enemiga meciéndose despacio sobre las olas del Océano Atlántico.

De pronto, el aire y la tierra temblaron: se escuchó un estrépito tan violento, tan inesperado, que la mayor parte de los espectadores sanjuaneros, excepto los militares, dieron un paso atrás y se taparon los oídos con las manos. Las bocas de seis grandes cañones, uno en cada buque, arrojaron repentinas lenguas de fuego y nubecillas de pólvora. En seguida se escuchó un silbido siniestro, agudo, horrífico, que se acercaba a la ciudad a velocidad incomprensible. Y por último, todo en cuestión de dos segundos, se escucharon los recios impactos de los proyectiles.



El comienzo del ataque había sido simbólico: cada buque, a pesar de sus decenas de cañones, había hecho un solo disparo. Dos de éstos fallaron. Volaron por encima de las cabezas de los ciudadanos y se perdieron detrás de la ciudad, en la distancia; es posible que cayeran en la Bahía. Dos grandes balas de cañón golpearon las murallas de la ciudad y rebotaron como si fueran de goma. La quinta bala se incrustó en la pared norte de la antigua Iglesia de San José, donde descansan los restos de Juan Ponce de León, conquistador de Puerto Rico. Y la última gran bala de hierro, la sexta, golpeó en el pecho a la hermosa Verónica Toledo, nacida y criada en San Juan, a quien destrozó frente a las miradas incrédulas de sus cinco hermanas y tres hermanos.


Si Verónica Toledo no hubiera muerto ese día, se habría casado el próximo domingo, 15 de mayo de 1898, a las cuatro de la tarde, en la Catedral de San Juan. Luego se hubiera ido de luna de miel quizás a París, destino predilecto de los criollos de la época, o tal vez a la romántica ciudad de Venecia, que siempre ha sido destino de enamorados. Meses después habría regresado a San Juan y le hubiera contado a su familia sobre el Arco del Triunfo, el Bosque de Bolonia y los anchos bulevares parisinos; o hubiera descrito, casi sin aliento, sus paseos en góndola bajo la luna y las estrellas venecianas.


Dos, cinco o diez años después de su regreso de la luna de miel, Verónica Toledo habría tenido el primero de sus muchos hijos. Uno de éstos -el primogénito o el cuarto o el séptimo- se hubiera llamado Jacobo Sanz, como su padre, y es verosímil que se habría hecho médico, igual que éste. Y el doctor Jacobo Sanz Toledo, hijo de Verónica, varias décadas después se hubiera casado también, probablemente en la misma Catedral de San Juan, pero a causa de las guerras europeas hubiera pasado la luna de miel en la Ciudad de México, escuchando la vigorizante música de los mariachis, o tal vez bailando tangos eróticos en el mismísimo Buenos Aires. Y al regreso de la luna de miel la nuera de Verónica habría tenido también sus hijos, y una de las niñas -la primogénita o la tercera o la séptima- se habría llamado Verónica, como la abuela, y es evidente que se habría negado a estudiar medicina, como su padre, porque hubiera insistido en vivir su propia vida sin que ninguno de sus familiares se entrometiera ni le diera órdenes impertinentes.


Por eso es muy posible que hubiera estudiado Derecho o Periodismo. Se habría hecho defensora de los pobres y de los perseguidos políticos y de las mujeres maltratadas, y como resultado natural de su crianza, de su época y de su grande inteligencia, es obvio que, a pesar de las protestas airadas de toda la familia, Verónica la Nieta habría salido independentista. Habría pertenecido a algún partido político antinorteamericano y participado en marchas y en protestas, y es posible que hasta le hubiera dado por tomar las armas para expulsar a los norteamericanos de la colonia de Puerto Rico. Mujer apasionada, se habría entregado a la lucha por la patria -una especie de autoinmolación conspicua- y toda la familia le hubiera advertido, muchas veces, que estaba echando a perder su vida. Algunos de ellos, tal vez hasta su abuelo el doctor Juan Sanz, le habría retirado la palabra a su nieta la subversiva, y uno que otro de sus hermanos asustadizos también le hubiera empezado a negar el saludo. En las reuniones familiares la única que hubiera recibido con auténtico júbilo a Verónica la Nieta hubiera sido Verónica la Abuela. Le habría dado fuertísimos abrazos y muchos besos con los ojos llorosos de alegría, y ambas se hubieran querido mucho y se habrían contado sus secretos, y habrían tenido esa conexión peculiar que nace cuando el amor se salta a los padres para caer directamente en los nietos. Verónica la Abuela le habría dicho a su nieta, mientras hablaban en privado en la cocina, que no le hiciera caso al resto de la familia porque ya aprenderían a aceptarla como era. “Pase lo que pase, digan lo que te digan, siempre me tendrás a mí, corazón mío”, le habría dicho.


A pesar de la firmeza de su carácter y del grande amor de su abuela, es muy probable que Verónica la Nieta llegara a tal nivel de exasperación con la situación política del país que optara por tomar una acción concreta. Es posible que se le hubiera metido en la cabeza, junto a un grupo de cinco compañeros -Carlos, Arnaldo, Santiago, Antonia y Fefel-, organizar algún tipo de ataque simbólico contra un edificio federal o una base militar del gobierno norteamericano, o quizás contra las torres de comunicaciones del Cerro Maravilla, para que el mundo supiera que la mansedumbre puertorriqueña no era unánime. Y a causa de algún espía o agente encubierto (o por cualquier otro motivo: un error en la planificación, digamos, o una llanta vacía) es muy posible que a Verónica la Nieta las fuerzas del gobierno la capturaran, y al verla bella y desafiante la hubieran torturado y asesinado a modo de escarmiento para revolucionarios del presente y del futuro, y luego la propia familia de Verónica la Nieta habría reaccionado con indignados “Se lo dijimos, le dijimos a esa loca que no se metiera en política”.


Ésa es la reacción de todos menos de Verónica la Abuela, a quien se le calienta el rostro al ver en la televisión el cadáver de su nieta querendona; siente un sofoco feroz, se agarra el pecho como si se le quemara por dentro, pega el grito más agudo de su vida y cae al suelo arrasada por un robusto ataque cardiaco. Varios días está al borde de la muerte en la unidad de cuidados intensivos, y padece grandes tormentos mentales cada vez que abre los ojos y ve, en el techo y en las paredes de la habitación, imágenes sangrientas de su nieta sometida al suplicio, el cuerpo violado y magullado de su querida nieta a los pies de los torturadores. Pero gracias a los cuidados de sus hijos y nietos, casi todos médicos, Verónica la Abuela se recupera del golpe en pocos meses, aunque luego todos dicen, a sus espaldas y en voz baja, que no ha quedado igual, que desde la muerte de su nieta -de esa niña egoísta y desconsiderada- la abuela Verónica ha envejecido, ya no se tiñe el pelo, no sonríe como antes, está hecha una anciana.


Todo esto pudo haber ocurrido, pero el 10 de mayo de 1898 el sexto proyectil de la Guerra Hispano-Norteamericana, aunque simbólico, mató a Verónica la Abuela en dos segundos y ya no hay forma de saber qué habría sido de sus hijos ni de sus nietos, porque nunca los tuvo. Pero sí se sabe lo que ocurrió con sus cinco hermanas y sus tres hermanos, que estaban junto a ella en la Muralla de San Juan cuando la grande bala de cañón la convirtió en montones de pedazos, y vieron con estupor la muerte instantánea de esa dulce hermana que tanto amaban y que sin querer los bañó con su sangre y los golpeó con los pedazos de su carne. Largas son las historias de lo que han sufrido las hermanas y los hermanos desde ese triste día, y largas son las crónicas de los hijos de estos hermanos, que hubieran sido primos de Verónica la Nieta, algunos de los cuales hasta han seguido los pasos de esa prima que nunca tuvieron, pero estas historias no son parte de este simple cuento, en que sólo se ha contado lo que nunca habrá de ocurrir.
Cuento de Luis López Nieves



Sunday, October 15, 2017

Uno Crece

http://misimagenesparatublog.blogspot.com/ 

Imposible atravesar la vida…

Sin que un trabajo salga mal hecho,

Sin que una amistad cause decepción,

Sin padecer algún quebranto de salud,

Sin que nadie de la familia fallezca,

Sin que un amor nos abandone

Sin equivocarse en un negocio.

Ese es el costo de vivir.

Sin embargo lo importante no es lo que suceda,
 sino cómo reaccionamos nosotros

Si te pones a coleccionar heridas eternamente sangrantes
 vivirás como un pájaro herido incapaz de volver a volar.

Uno crece cuando no hay vacío de esperanza, 
ni debilitamiento de voluntad, ni pérdida de fe.

Uno crece al aceptar la realidad y al tener el aplomo de vivirla.

Crece cuando acepta su destino, y tiene voluntad de trabajar para cambiarlo.

Uno crece asimilando y aprendiendo de lo que deja detrás 
construyendo y proyectando lo que tiene por delante.

Crece cuando se supera, se valora, y da frutos.
Cuando abre camino dejando huellas, asimilando experiencias

¡Y siembra raíces!

Uno crece cuando se impone metas, sin importarle comentarios negativos,
 ni prejuicios, cuando da ejemplos sin importarle burlas, ni desdenes
cuando se es fuerte por carácter, sostenido por formación,
 sensible por temperamento

¡Y humano por nacimiento!.

Cuando enfrenta el invierno aunque pierda las hojas, 
recoge flores aunque tengan espinas y 
marca camino aunque se levante el polvo.

Uno crece ayudando a sus semejantes, conociéndose a sí mismo
 y dándole a la vida más de lo que recibe

Uno crece cuando se planta para no retroceder
cuando se defiende como águila para no dejar de volar

Cuando se clava como ancla en el mar y se ilumina como estrella.
Entonces… Uno Crece.

Anónimo


Tuesday, October 3, 2017

AL MOMENTO



Tras el paso del huracán Marie el sistema de comunicaciones y servicios eléctricos sufrieron grandes daños. Estaremos de vuelta tan pronto se restablezcan los servicios.


Mantenemos nuestra solidaridad con otros hermanos que han sufrido por otros eventos naturales. Nuestro corazón y oraciones en solidaridad. Juntos nos levantamos.