El tamborilero regresaba a lomos de un burro, mientras que el predicador iba andando. Al pasar el tamborilero junto al predicador, el sacerdote decidió entablar algo de conversación con el joven:
Y bien, le dijo, ¿cómo te fue en la feria?
No muy bien, respondió apesadumbrado el chico, Solo he conseguido algo de comida, buena bebida y cincuenta reales.
El predicador miró su rostro tristón y respondió enfadado:
¿Y te parece poco?
Yo vengo del mismo sitio y aún no he comido. Regreso con doce reales que me dio caritativamente una feligresa.
Moraleja: Muchas veces no sabemos valorar lo que tenemos hasta que lo comparamos con lo que tienen otros.
Moraleja: Muchas veces no sabemos valorar lo que tenemos hasta que lo comparamos con lo que tienen otros.
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