Monday, March 27, 2023
Un día serás huérfano de tus hijos & 5 reflexiones
Thursday, March 23, 2023
Raíces profundas & 5 frases
Durante un tiempo fui vecino de un médico cuyo pasatiempo era plantar árboles en el enorme
patio de su casa.
Desde mi ventana veía cómo día a día los plantaba.
Lo que más me llamaba la atención era que no regaba los arbolitos.
Tanta era mi curiosidad que fui a preguntarle.
Me dijo que si regaba sus arbolitos, las raíces se acomodarían en la superficie y
quedarían siempre esperando el agua que él diariamente les daba.
Al no regarlos, éstos tardarían más en crecer, pero sus raíces se verían obligadas
a profundizar en la tierra en busca del agua y de los nutrientes que se encuentran en
las capas más profundas del suelo.
Así, los árboles tendrían raíces profundas y serían más resistentes.
Al cabo de un tiempo fui a vivir a otro país, cuando después de varios años
regresé a mi antigua casa, noté que mi vecino había cumplido su sueño, tenía
un hermoso bosque.
De pronto llegó el rigor del invierno y en un día muy ventoso, cuando todos los
árboles de la calle estaban arqueados por el viento, pude notar la solidez de los
árboles de mi vecino, que casi ni se movían.
Las adversidades por las cuales aquellos árboles habían pasado, al ser privados
de agua, les había beneficiado mucho más, que el confort o un trato mucho más delicado.
Todas las noches antes de ir a acostarme doy siempre una mirada a mis hijos.
Les observo y veo cómo ellos van creciendo.
“Siempre pedimos que las cosas sean fáciles, pero en verdad lo que necesitamos
es pedir que en nuestro interior se formen raíces fuertes y profundas; de tal modo,
que cuando las tempestades lleguen, sin previo aviso y los vientos helados soplen,
seamos capaces de resistir en lugar de ser derrotados y destruidos como lo son los árboles
sin raíces profunda.
Anónimo
Wednesday, March 8, 2023
El regalo, Cuento con moraleja & 5 Frases
"Es para mi madre", dijo con orgullo.
El dueño de la tienda se conmovió ante la sencillez de aquel regalo.
Miró con piedad a su joven cliente y, sintiendo una gran compasión, tuvo ganas de ayudarlo.
Pensó que podría envolver, junto con el jabón tan sencillo, algún artículo más significativo. Sin embargo, estaba indeciso: miraba al muchacho, miraba los artículos que tenía en su tienda, pero no se decidía. ¿Debía hacerlo o no?.
El corazón decía que sí, pero la mente le decía no.
El muchacho, notando la indecisión del hombre, pensó que estuviera dudando de su capacidad de pagar. Llevó la mano al bolsillo, retiró las moneditas que tenía y las puso en el mostrador.
Continuaba el conflicto mental. ya había concluido que, si el muchacho pudiera, le compraría algo mucho mejor a su madre.
Recordó a su propia madre.
Había sido pobre y muchas veces, en su infancia y adolescencia, también había deseado regalarle algo a su madre. Cuando consiguió empleo, ella ya había partido para el mundo espiritual.
El muchacho, con aquel gesto, estaba tocando lo más profundo de sus sentimientos.
Del otro lado del mostrador, el chico empezó a ponerse ansioso.
En el campo de la emoción, dos sentimientos se entrecruzaban: la compasión del hombre, la desconfianza por parte del muchacho.
Impaciente, le preguntó: "¿señor, falta algo?" - "No", contestó el propietario de la tienda. "Es que de repente recordé a mi madre.
Ella se murió cuando yo todavía era muy joven. Siempre quise darle un regalo, pero, desempleado, nunca logré comprar nada."
Con la espontaneidad de sus doce años, el muchacho le preguntó: -
"¿Ni un jabón?"
El hombre se calló.
Envolvió el sencillo jabón con el mejor papel que tenía en la tienda, le puso una hermosa cinta de colores y se despidió del cliente sin hacer ningún comentario más.
A solas, se puso a pensar. ¿Cómo nunca se le había ocurrido darle algo pequeño y sencillo a su madre? Siempre había pensado que un regalo tenía que ser algo significativo, tanto que, minutos antes, sintiera piedad de la humilde compra y había pensado en mejorar el regalo adquirido.
Conmovido, entendió que ese día había recibido una gran lección.
Junto al jabón del muchachito, lo acompañaba algo mucho más importante y grandioso, el mejor de todos los obsequios:
SU AMOR .
NO IMPORTA EL REGALO SINO EL AMOR CON QUE SE DA.
Anónimo