Sunday, July 30, 2017

Los funerales del amor




El cielo sucio del creyón, el viento
sugeridor de danzas espectrales;
las montañas monstruosas en la cruda
pesadez de la atmósfera; las calles
sombrías y terribles con sus casas
húmedas y sus hórridos zaguanes
y con la pesadilla lujuriosa
de sus hombres sanguíneos y carnales.

Ella estará aburrida viendo tras los cristales
de su ventana, cómo van cuajando
las sombras de las nubes. El paisaje:
afilados cipreses, tierras blancas,
rocas de cal y caminos de almagre,
se rendirá en un bíblico sosiego,
y la pompa enfermiza de la tarde
perderá el oro vago de sus lustre
en las espesas brumas fantasmales.

Habrá una hilera lila
y en beatitud de tenebrosos frailes,
a cuyos puntiagudos cráneos secos
dará un macabro fósforo la tarde.
Entonces ella sentiros esqueléticos,
cirios gastados como ti
húmedas de rocío y de vinagre
Después, las blandas tierras removidas,
y el rumor de las palas implacables.
Se tapará los ojos
y una campana doblará en la tarde,
ombras pensativas
de los cipreses orarán los frailes.

Luego, la inanidad, los horizontes
inútiles, las torvas soledades,
afilados cipreses, tierras blancas,
rocas de cal y caminos de almagre,
y una luna sulfúrica y tremenda
toda bañada en sangre.

Luis Palés Matos
Guayama, Puerto Rico


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