Tuesday, July 4, 2017

La luna no se puede robar

Ryokan, un maestro zen, vivía de la forma más sen­cilla posible 
en una pequeña choza al pie de una monta­ña.
 Cierto día, por la tarde, estando él ausente,
un ladrón se introdujo en el interior de la cabaña, 
solo para des­cubrir que no había allí nada que pudiese ser robado.

Ryokan, que regresaba entonces, se encontró, con el ladrón en su casa.

"Debes haber hecho un largo viaje para venir a visitarme", le dijo, 
"y no sería justo que volvieras con las manos vacías. 
Por favor, acepta mis ropas como un regalo"

El ladrón estaba perplejo, pero al fin cogió las ropas y se marchó.
Ryokan se sentó en el suelo, desnudo,
 contem­plando la luna a través de la ventana.

"Pobre her­mano" 
 se decía.
 "Ojalá pudiese haberle dado esta maravillosa luna"

Cuento zen

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