José iba en su nuevo automóvil, un gran Jaguar
a mucha velocidad. ¿La razón? Llegaría tarde
al trabajo si no corría.
Su automóvil Jaguar rojo brillante,
era una de sus mas preciadas posesiones, cuando
súbitamente… ¡Un ladrillo se estrelló en la puerta de atrás!
José frenó el auto y dio reversa hasta
el lugar de donde el ladrillo había salido.
Se bajó del automóvil y vio a un niño sentado
en el piso. Lo agarró, lo sacudió y le gritó muy enojado:
¿Qué demonios andas haciendo?
¡Te va a costar muy caro lo que le hiciste a mi auto!
¿Por qué me tiraste el ladrillo?
El niño llorando, le contestó:
‘Lo siento, señor, pero no sabía
qué hacer, mi hermano se cayó de su silla
de ruedas y está lastimado, y no lo
puedo levantar yo solo. Nadie quería detenerse
a ayudarme! José sintió un nudo en la garganta,
fue a levantar al joven, lo sentó en su silla de ruedas,
y lo revisó. Vio que sus raspaduras eran menores,
y que no estaba en peligro.
Mientras el pequeño de 7 años empujaba a su
hermano en la silla de ruedas hacia su casa,
José caminó lentamente a su Jaguar, pensando
Moraleja: José nunca llevo a reparar el auto,
Dejo la puerta como estaba, para hacerle recordar
que no debía ir a través de la vida tan rápido como
No comments:
Post a Comment