Ella se miró al espejo, luego lo miro a él que estaba sentado en la cama, ella le preguntó, aún te sigo gustando?
El respondió, como el primer día.
Ella se llevó sus manos a la cintura y le preguntó, te has fijado que mi cuerpo ya no es el mismo de cuando nos conocimos?
Él respondió. No.
Ella se llevó sus manos a su busto y le preguntó, te has fijado que mi busto ya está caído, él respondió. No.
Ella se levantó la bata y se miró las piernas y le preguntó,
Ya te fijaste que mis piernas ya no son duras y lisas como antes? El respondió
Otra vez no.
Entonces ella se acercó a él y con lágrimas en los ojos le preguntó.
Entonces qué haces a mi lado si ya no me ves, si ni te das cuenta cuanto mi cuerpo a cambiado, dormimos juntos y no te das cuenta que no soy la misma de ayer?
El se sonrió y le dijo.
Mucho antes de ver tu cuerpo,
Mire tu forma de ser, mucho antes de tocar tu cuerpo, sentí tu forma de amar,
Mucho antes de ver tu busto levantado, mire en tu pecho un corazón lleno de bondad,
Mucho antes de ver tu figura sensual,
Sentí que eras el molde perfecto donde sembrar mi semilla, te sentí tierra fértil, te sentí madre, y una dama para hacer mi hogar.
Mujer... No te pongas triste por cómo tú te ves, ponte alegre por cómo te sigo sintiendo.
Yo me enamore de la sensualidad y bondad de tu alma, no de la vanidad de tu cuerpo.... Y a travez de las lágrimas le dibujó una sonrisa Que hizo nuevamente brillar su cara.
Autor Enrique Alexander Sanchez Vera
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