Un día como cualquiera, un padre de una familia
adinerada llevó a su hijo a un viaje por el campo
con el firme propósito que su hijo viera cuan pobre
era la gente que vive en el campo.
Estuvieron pasando todo el día y la
noche en una granja de una familia campesina muy humilde.
Al concluir el viaje, ya de regreso casa, el padre le pregunta a su hijo:
Padre: ¿Qué te pareció el viaje?
Hijo: Muy bonito, papa
Padre: ¿Viste lo pobre que puede ser la gente?
Hijo: Si
Padre: ¿Y qué aprendiste?
Hijo: Vi que nosotros tenemos un perro en casa,
ellos tienen cinco.
Nosotros tenemos una piscina
larga hasta a la mitad del jardín, ellos tienen un
arroyo que no tiene fin.
Nosotros tenemos
lámparas importadas en el patio, ellos tienen
las estrellas.
Nuestro patio llega hasta la muralla
de la casa, el de ellos tiene todo un horizonte.
Ellos tienen tiempo para conversar y convivir en familia,
tú y mi mamá tienen que trabajar todo el día y casi nunca los veo.
Al terminar el relato, el padre se quedó mudo, y su hijo agregó:
Gracias papá, por enseñarme lo ricos que podemos llegar a ser!
Moraleja: Los bienes materiales no sustituyen
sentimientos, unidad familiar,ni amor
Ser feliz es una actitud. No es necesario tener riquezas es
Saber apreciar y disfrutar con lo que tienes.
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