Thursday, August 27, 2015

El amor es un camino de ida y vuelta

Imagen de: http://www.gifsmile.com/ 

Cuentan que una bella princesa estaba buscando consorte.
 Aristócratas y adinerados señores habían llegado de 
todas partes para ofrecer sus maravillosos regalos. 
Joyas, tierras, ejércitos y tronos conformaban 
los obsequios para conquistar a tan especial criatura.

Entre los candidatos se encontraba un joven plebeyo,
 que no tenía más riquezas que amor y perseverancia.
 Cuando lo llego el momento de hablar, dijo
“Princesa, te he amado toda mi vida. Como soy un hombre
 pobre y no tengo tesoros para darte, te ofrezco
 mi sacrificio como prueba de amor. Estaré cien días 
sentado bajo tu ventana, sin más alimentos que 
la lluvia y sin más ropa que la que llevo puesta.

Esa es mi dote”.

La princesa, conmovida por semejante gesto de amor, 
decidió aceptar: “Tendrás tu oportunidad: 
Si pasas la prueba, me desposarás”.

Así pasaron las horas y los días. El pretendiente estuvo 
sentado, soportando los vientos, la nieve y las noches 
heladas. Sin pestañear, con la vista fija en el balcón 
de su amada, el valiente vasallo siguió firme en su
 empeño, sin desfallecer un momento. De vez en 
cuando la cortina de la ventana real dejaba traslucir 
la esbelta figura de la princesa, la cual, con un noble
 gesto y una sonrisa, aprobaba la faena.

Todo iba a las mil maravillas. Incluso algunos optimistas 
habían comenzado a planear los festejos.

Al llegar el día noventa y nueve, los pobladores 
de la zona habían salido a animar al próximo monarca. 
Todo era alegría y jolgorio, hasta que de pronto,
 cuando faltaba una hora para cumplirse el plazo, 
ante la mirada atónita de los asistentes y la perplejidad
 de la infanta, el joven se levantó y sin dar 
explicación alguna, se alejó lentamente del lugar.

Unas semanas después, mientras deambulaba
 por un solitario camino, un niño de la comarca
 lo alcanzó y le preguntó a quemarropa:

“¿Qué fue lo te que ocurrió? Estabas a un paso 
de lograr la meta, ¿por qué perdiste esa
 oportunidad, por qué te retiraste?

Con profunda consternación y algunas lágrimas 
mal disimuladas, contestó en voz baja:
 “No me ahorró ni un DÍA de sufrimiento. 
Ni siquiera una hora. No merecía mi amor.

JORGE BUCAY



" Aceptamos el amor que creemos merecer" 
Stephen Chbosky


No comments:

Post a Comment