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Hay personas que no nos merecen. Darnos cuenta de ello, por curioso que nos parezca, también es un ejercicio de salud y bienestar.
Algo en lo que siempre invertimos tiempo y esfuerzos es en ser aceptados por las personas que nos rodean; es decir, buscamos ser merecedores de la admiración ajena, de la amistad, el afecto y el cariño.
Ahora bien, enfocar nuestra existencia bajo este parámetro psicológico es un error.
Las relaciones deben ser dinámicas perfectas en cuanto a inversiones y ganancias entre ambas partes. El “tanto te ofrezco y tanto me das” no es un acto de egoísmo, sino de reciprocidad.
Si yo te ofrezco respeto y cariño también merezco lo mismo. Darnos cuenta de ello nos ayudará mucho en nuestras relaciones.
Te proponemos reflexionar sobre ello con nosotros.
Las personas que no te dedican tiempo no te merecen
Sabemos que, si hay algo que nos falta al cabo del día, es tiempo. Ahora bien, cuando disponemos de él, sabemos en qué invertirlo: en quienes más nos importan.
Si alguien muy cercano a ti no practica este “buen hacer” con tu persona es que, simplemente, no te valora como mereces.
Por otro lado, si antes hablamos del principio de reciprocidad, conviene recordar que esta práctica no nos excluye a nosotros mismos: si quieres a alguien demuéstraselo dedicándole tu tiempo y procura a su vez que esos instantes sean de calidad.
En caso de no hacerlo, es probable que la otra persona también empiece a distanciarse.
Quienes te miran y no te ven, quienes te escuchan pero no te oyen, tampoco te merecen
No es lo mismo mirar que ver, como no lo es oír y escuchar.
Debemos ser capaces de desarrollar una profundidad más cercana a la hora de establecer relaciones saludables, debemos aprender “a ver y a escuchar” con el corazón.
Hay parejas que se acostumbran a la simple presencia del otro como quien tiene un mueble al lado.
Escuchan sus voces y ven sus figuras pero no advierten sus tristezas ni son partícipes de sus universos personales.
La comunicación saludable y enriquecedora es aquella donde se habla y se escucha, donde existe la empatía y ese interés real donde decodificar todo aquello que está, a veces, más allá de las simples palabras.
Si quien está contigo no te ve, a pesar de estar todos los días a tu lado, tal vez debas replantearte algún aspecto.
Quien te miente un día sí y al otro también no te merece
Las mentiras que más duelen vienen de quienes más amamos. Somos conscientes de que las mentiras o las medias verdades son muy comunes en nuestro día a día.
Sin embargo, hay un umbral que toleramos. Aceptamos esas medias verdades en las que alguien evita ser sincero por el qué dirán o por simple miedo o vergüenza.
No obstante, lo que pocos toleran es la mentira descarada, esa que camufla dimensiones soterradas que afectan directamente a nuestra persona.
Si tienes la seguridad de que a día de hoy alguien te está mintiendo, no dudes en hablar con esa persona y preguntarle la razón de ese comportamiento.
En vista de cómo reaccione, y de su posterior forma de responder tras el primer aviso, actuaremos nosotros.
Para concluir, la integridad personal y emocional es nuestra prioridad en el día a día.
Recuerda que todos tenemos aquello que nos merecemos.
Procura que lo que te rodea a ti sea hermoso, significativo y enriquecedor.
Porque tú, lo mereces todo.
Fuente: MejorconSalud.com