Tuesday, October 27, 2015

Perdón: Cuento corto & Poema de Gustavo A. Bécquer


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Un discípulo se acercó hasta su maestro espiritual y le preguntó:
Maestro... entonces, perdonar al enemigo,
 ¿implica ser un incauto, estar desprevenido o incluso ser tomado por necio?

Y el maestro le contestó:

En cierta ocasión, un buen hombre iba caminando
 por la calle de una gran ciudad cuando, de repente,
 le cayó encima un jarrón de agua desde 
uno de los pisos de un edificio situado sobre la acera. 
En un principio reaccionó con indignación y con furia, 
vertiendo toda una serie de insultos contra aquel despistado vecino.
Al día siguiente volvió, con toda naturalidad y
 como era su costumbre, paseando por la misma calle, 
pero dirigiendo levemente su cabeza hacia el lugar desde donde,
 el día anterior, le sobrevino la desagradable sorpresa.

El vecino, observando la reacción del afectado, 
sin pensárselo dos veces, bajó a la calle y le preguntó:
¿Cómo usted se fía a pasar de nuevo por debajo de mi casa? 

A lo que aquél le contestó:

Sólo se puede ser libre en la vida si dejas atrás aquello
 que no merece la pena recordar. 
Sólo se puede cumplir felizmente con tus obligaciones, 
si no das más importancia que la debida a aquello
 que no se convirtió en tragedia.
No olvidar las pequeñas cosas de cada día hace que el
 campo de tu corazón quede sembrado con cadáveres 
de prójimos vivos, y que tus hombros soporten un peso 
demasiado grande, para vivir con cierta calidad de vida.

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"Nada se olvida más despacio que una ofensa; 
y nada más rápido que un favor" Martin Luther King

"Deja ir la ofensa, deja ir el miedo. Deja ir la venganza.
 No viva enojado, suelte ahora" Joel Osteen

 "Toda culpa de todo es una pérdida de tiempo.
 No importa cuánta culpa encuentres en otro o 
 cuánto lo culpes, no te va a cambiar" Wayne Dyer

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Asomaba a sus ojos una lágrima 
y mi labio una frase de perdón; 
habló el orgullo y enjugó un llanto, 
y la frase en mi labio expiró.

Yo voy por un camino, ella por otro; 
pero al pensar en nuestro mutuo amor, 
yo digo aún: ¿Por qué calle aquel día?. 
Y ella dirá: ¿Por qué no lloré yo?.

Es cuestión de palabras, y, no obstante, 
ni tu ni yo jamás, 
después de lo pasado convendremos 
en quién la culpa está

¡Lástima que el amor un diccionario 
no tenga dónde hallar 
cuándo el orgullo es simplemente orgullo 
y cuándo es dignidad!

Gustavo A. Bécquer

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