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Basta ya de agonía. No me importa la soledad,
la angustia ni la nada. Estoy harto de escombros
y de sombras. Quiero salir al sol. Verle la cara al
mundo. Y a la vida que me toca, quiero salir, al
son de una campana que eche a volar olivos y
palomas. Y ponerme, después, a ver qué pasa
con tanto amor. Abrir una alborada de paz, en paz
con todos los mortales, Y penetre el amor en las
entrañas del mundo. Y hágase la luz a mares.
Déjense de sollozos y peleen para que los señores
sean hombres. Tuérzanle el llanto a la melancolía.
Llamen siempre a las cosas por su nombres.
Avívense la vida. Dense prisa. Esta es la realidad.
Y esta es la hora de acabar de llorar mustios collados,
campos de soledad. ¡A otra cosa! Basta ya de
gemidos. No me importa la soledad de nadie.
Tengo ganas de ir por el sol. Y al aire de este
mundo abrir, de paz en paz, una esperanza.
Alejandro Romualdo
Poeta peruano(1926 Trujillo–2008 Lima)
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