quiero la luz y el trigo de tus manos amadas
pasar una vez más sobre mí su frescura: sentir
la suavidad que cambió mi destino.
Quiero que vivas mientras yo, dormido,
te espero, quiero que tus oídos sigan oyendo el viento,
que huelas el aroma del mar que amamos juntos
y que sigas pisando la arena que pisamos.
Quiero que lo que amo siga vivo y a ti te amé
y canté sobre todas las cosas, por eso sigue
tu floreciendo, florida, para que alcances
todo lo que mi amor te ordena, para que se
pasee mi sombra por tu pelo, para que así
conozcan la razón de mi canto.
Pablo Neruda
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