Cuento 2º
de Alejandro Jodorowsky
Al ser joven, apuesto, inteligente y bueno,
Ayaz era el favorito del rey.
Este último gustaba de su compañía. Buscaba sus consejos
y tenía una confianza absoluta en él. Para sellar su amistad,
colmó a Ayaz de tantas mercedes que,
gracias a dicha generosidad, éste se encontró en
posesión de una pequeña fortuna.
Evidentemente su posición no dejó de exacerbar el odio
y los celos de los demás cortesanos que no soñaban
sino con su caída y trataban por todos los medios de
desacreditarle delante del rey. Como Ayaz se
encerraba todos los días en una pequeña cámara,
donde se quedaba un buen rato, los cortesanos
pensaron haber encontrado, por fin, la prueba de su doblez.
Se imaginaron que guardaba allí el fruto de sus rapiñas
Se apresuraron a informar de sus sospechas al rey y
le suplicaron que desenmascarara al
traidor visitando la cámara misteriosa.
traidor visitando la cámara misteriosa.
Movido por esta camarilla llena de odio y convencido
de la fidelidad de su favorito,
el rey aceptó su petición a fin de acallar aquellas malas
lenguas. Ordenó que se echara abajo la puerta de la cámara y,
seguido de sus cortesanos, penetró en la estancia.
Cuál no sería su asombro al descubrir todo el
mundo que la estancia se hallaba
Cuál no sería su asombro al descubrir todo el
mundo que la estancia se hallaba
completamente vacía. En vez de encontrar en ella montones
de riquezas resguardadas de la mirada de los curiosos,
lo que los presentes vieron fue nada más que un viejo par de sandalias
de cuero y un mísero traje todo apedazado. Intrigado,
el rey hizo venir a Ayaz y le preguntó por qué guardaba tan
celosamente aquellos viejos andrajos.
Este último le respondió con modestia:
Fue vestido con estas ropas viejas como llegué a
la corte y vengo a verlas todos los días para
acordarme de todas las bondades que
me habéis dispensado desde entonces.
Maestro: al agradecer y aceptar nuestro
pasado, sea cual sea, podemos estar felices en el ahora.
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