Una mujer exquisita no es aquélla que más hombres tiene a sus pies;
sino aquélla que tiene uno sólo que la hace realmente feliz.
O que no necesita a ningún hombre para ser realmente Feliz
Una mujer hermosa no es la más joven, ni la más flaca,
ni la que tiene el cutis más terso o el cabello más llamativo;
es aquélla que con tan sólo una franca y abierta sonrisa,
con una simple caricia y un buen consejo puede alegrarte la vida.
Una mujer valiosa no es aquélla que tiene más títulos,
ni más cargos académicos;
Una mujer exquisita no es la más ardiente
(aunque si me preguntan a mí, todas las mujeres
son muy ardientes y los que estamos fuera de foco somos los hombres);
sino la que vibra al hacer el amor solamente con el hombre que ama.
Una mujer interesante no es aquélla que se siente
halagada al ser admirada por su belleza y elegancia;
es aquella mujer firme de carácter que puede decir NO.
Y un HOMBRE;
Un Hombre exquisito es aquél que valora a una mujer así.
Que se siente orgulloso de tenerla como compañera.
Que sabe tocarla como un músico virtuoso toca su amado instrumento.
Que lucha a su lado compartiendo todos sus roles,
desde lavar platos y tender la ropa,
hasta devolverle los masajes y cuidados que ella le prodigó antes.
La verdad, compañeros hombres, es que las mujeres en eso de ser muy machas
nos llevan un gran recorrido.
¡Qué tontos hemos sido -y somos- cuando valoramos el regalo
solamente por la vistosidad de su empaque!
Tonto y mil veces tonto el hombre que come bagazo en la calle,
teniendo un exquisito manjar en su casa.
Gabriel García Márquez
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