Trabajo en equipo
El brujo Perrón y el mago Chuchin poseían unas pulgas que eran consideradas como las mejores del mundo por su inteligencia, fortaleza y por ser las más saltarinas. Las pulgas de ambos hombres eran transportadas en sus rarísimos sacos de cristal, para que todo el mundo pudiera apreciar las magníficas pulgas que poseían. Sin embargo, en una noche en la que el brujo y el mago dormían, se produjo un pequeño incendio. Ambos no se dieron cuenta de lo que pasaba, pero sus pulgas pudieron ver a través de los sacos de cristal como el incendio iba avanzando.
Las pulgas empezaron a ponerse nerviosas y cada una saltaba muy fuerte, esperando escapar del fuego; pero lo único que conseguían era que el saco permaneciera en el mismo sitio ya que cada una saltaba en una dirección distinta. Pero una de las pulgas se dio cuenta de que podrían escapar si saltaban todas a una, consiguiendo que el grupito de pulgas le hiciera caso y posteriormente, toda la bolsa. Y, pronto, el otro saco de pulgas las imitó. Hasta que chocaron ambos sacos y todas las pulgas lograron escapar y fueron libres.
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