Fue una magnífica escultora francesa cuyo arte quedó eclipsado por su maestro Auguste Rodin. Camile ha pasado a la historia por ser la musa y amante del célebre escultor, con quien mantuvo una relación obsesiva y destructiva. Cuando le conoció era una brillante estudiante de escultura y Rodin le ofreció trabajar en su taller como aprendiz y modelo. Ella tenía 19 años cuando se hicieron amantes, él le doblaba la edad y estaba casado. Durante más de una década, fue su principal colaboradora y la autora de las manos y los pies de algunas de sus esculturas más famosas. Y así, mientras él recibía todos los honores, Camile quedaba a la sombra, y eso que llegó a ser tan buena como él. Rodin lo sabía y se aprovechó de su arte, le robó ideas y nunca reconoció sus aportaciones. Harta de su invisibilidad y decepcionada porque Rodin no estaba dispuesto a abandonar a su esposa, decidió romper su relación y buscar su propio camino. Se encerró en su pequeño taller donde esculpía figuras que luego destruía a golpe de martillo. Deprimida y enferma, vivía en la sola compañía de una docena de gatos. En 1915 su hermano ordenó que la ingresaran en un manicomio. Tenía 43 años y se dijo que padecía manía persecutoria y delirios de grandeza. En este lugar siniestro pasaría encerrada sus últimos 30 años. Cuando murió nadie acudió a su entierro y acabó en una fosa común.
Esta fotografía coloreada nos devuelve la mirada triste y desafiante de una mujer manipulada y maltratada por los suyos que nunca perdió la lucidez.
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